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12 de junio de 2025 a las 17:40

Encuentra el amor este 13 de junio con San Antonio

El amor, ese sentimiento universal que nos mueve y nos inspira, a veces parece escurridizo, como si jugara al escondite entre las sombras de la vida. Quienes llevan tiempo solteros conocen bien esta sensación, esa búsqueda constante de una conexión genuina, de esa persona especial que ilumine sus días y comparta sus sueños. Para muchos, la fe se convierte en un faro de esperanza, un camino para atraer el amor a sus vidas a través de rituales y oraciones. Y es que, aunque el amor no entiende de calendarios, existen fechas marcadas en el imaginario colectivo que parecen propicias para invocar su magia. Una de ellas es el 13 de junio, día de San Antonio de Padua, el santo popularmente conocido por su intercesión en asuntos del corazón.

San Antonio, ese santo cuya imagen, a menudo invertida, se asocia con la llegada del amor, se convierte en el confidente de los corazones solitarios. La tradición de colocar su figura de cabeza, un gesto casi irreverente, esconde una leyenda que habla de una mujer desesperada por encontrar el amor, quien, al rezar ante la tumba del santo, lo vio girar. De ahí nace la creencia de que, al invertir su imagen, San Antonio obrará el milagro de traer a la persona adecuada. Este sencillo ritual, cargado de simbolismo, se convierte en un acto de fe, una petición al universo para que el amor, finalmente, llame a la puerta.

Pero la devoción a San Antonio no se limita a invertir su imagen. Existen otros rituales, igualmente arraigados en la tradición, que buscan atraer la atención del santo. Uno de ellos consiste en retirar al Niño Jesús de los brazos de la figura de San Antonio mientras se le pide el favor anhelado. Una vez que el amor llega, se devuelve la figura del niño, en señal de agradecimiento. Este gesto, cargado de ternura, representa la entrega y la reciprocidad que se espera encontrar en una relación.

Otro ritual, que se puede realizar en cualquier momento del año, consiste en ofrecer al santo una moneda dorada durante 13 días consecutivos, comenzando, preferiblemente, el 13 de junio, aniversario de su fallecimiento. Al finalizar los 13 días, el dinero se dona como limosna, un acto de generosidad que refuerza la petición y busca atraer la bendición del santo.

La luz de las velas también juega un papel importante en la devoción a San Antonio. Encender una vela rosa, color del amor, mientras se reza una oración al santo, se convierte en una forma de visualizar el deseo, de proyectar al universo la anhelo del corazón. La llama, símbolo de esperanza y purificación, se convierte en el vehículo de la plegaria, llevando la petición hasta el santo.

Para aquellos que ya han encontrado el amor, pero desean formalizar su relación, existe un ritual específico para pedir por el matrimonio. Escribiendo el deseo en un papel, junto con las características de la pareja soñada y el tipo de relación anhelada, se coloca junto a una estampa de San Antonio, una vela rosa y un anillo, ya sea nuevo o uno que se posea. Cuando la vela se consume, el papel y el anillo se guardan hasta que la petición se cumpla. Este ritual, lleno de romanticismo, representa la esperanza de un futuro compartido, el anhelo de construir una vida junto a la persona amada.

Independientemente del ritual elegido, la clave reside en la fe y la sinceridad de la petición. San Antonio, como intercesor ante Dios, escucha las plegarias de los corazones solitarios y de aquellos que buscan fortalecer sus lazos amorosos. El 13 de junio, día de su festividad, se convierte en una fecha especial para invocar su ayuda, para confiar en su poder milagroso y abrir el corazón a la posibilidad de encontrar el amor verdadero. Ya sea a través de una imagen invertida, una moneda dorada, la luz de una vela o una oración ferviente, la devoción a San Antonio se convierte en un camino de esperanza para aquellos que buscan la felicidad en el amor.

Fuente: El Heraldo de México