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12 de junio de 2025 a las 09:10
Descubre Mexicalifornia
La historia de Los Ángeles, como la de tantas ciudades estadounidenses, está inextricablemente ligada a la experiencia migrante, una experiencia que, lamentablemente, se ha teñido con demasiada frecuencia de discriminación y explotación. A pesar de las contribuciones innegables de la comunidad mexicana y mexicoamericana, desde los braceros que trabajaron la tierra hasta los artistas chicanos que enriquecieron la escena cultural, la sombra de la discriminación ha persistido. Incluso con el estatus de "ciudad santuario" de Los Ángeles, la realidad para muchos migrantes en 2018, y aún hoy, seguía marcada por el maltrato policial, la explotación laboral y la precariedad.
Recordemos que la discriminación no es un fenómeno nuevo. Durante décadas, la población migrante ha sufrido humillaciones de diversas índoles, desde la racialización basada en el color de piel hasta la manipulación a través del anhelado estatus legal. El español, lengua materna para millones, se convertía en motivo de discriminación, y la "green card" se utilizaba como herramienta de control y coerción. Las cifras hablan por sí solas: una proporción significativa de trabajadores del hogar y de la construcción eran migrantes mexicanos que vivían y trabajaban en condiciones casi clandestinas, expuestos a la explotación y la injusticia.
Ante este panorama de adversidad, la dignidad y la resistencia de la comunidad migrante se han puesto de manifiesto una y otra vez. Las protestas contra las redadas migratorias ordenadas por la administración Trump son un ejemplo claro de esta lucha constante. La tergiversación de las declaraciones de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, por parte de Kristi Noem, entonces secretaria de Seguridad Nacional, fue un intento cínico de criminalizar la solidaridad con los migrantes y desviar la atención de la verdadera problemática.
La comunidad migrante, curtida en la lucha por sus derechos, no cae fácilmente en provocaciones. Reconoce las tácticas de quienes buscan justificar los arrestos y las deportaciones mediante la creación de caos y desestabilización. Es legítimo preguntarse a quién beneficia la escalada de tensión y violencia. La respuesta, como a menudo sucede, apunta hacia quienes buscan réditos políticos a costa del sufrimiento ajeno.
Donald Trump, en su afán por distraer la atención de las acusaciones en su contra y apelar a su base electoral, recurrió a la retórica del "orden y la ley", utilizando a los migrantes como chivos expiatorios. En este juego político, otros actores también buscan sacar provecho, como Gavin Newsom, gobernador de California, quien aprovechó la coyuntura para posicionarse en la carrera presidencial demócrata.
El gobierno de Trump, con su agenda fascista, buscó sembrar el miedo entre la población migrante. Las redadas y los toques de queda eran herramientas de represión. Sin embargo, la historia nos enseña que la resistencia migrante es tenaz. Figuras como César Chávez y Dolores Huerta son ejemplos de la capacidad de organización y lucha de la comunidad. A pesar de las adversidades, los migrantes, "mexas, chicanos y latinos de a pie", han demostrado una y otra vez su capacidad de resiliencia y su determinación para defender sus derechos. La lucha continúa.
Fuente: El Heraldo de México