Campeche, un estado históricamente ligado a la industria petrolera, se encuentra en un punto de inflexión. La bonanza petrolera, sin duda, trajo consigo prosperidad, inversión y empleo, contribuyendo significativamente a la economía nacional. Sin embargo, esta dependencia ha creado una vulnerabilidad: la hiperconcentración económica. Ante las fluctuaciones del mercado petrolero, la falta de diversificación se traduce en una limitación para el crecimiento, impidiendo que Campeche despliegue todo su potencial.

La riqueza natural de Campeche es innegable, un crisol de posibilidades esperando ser exploradas. Es momento de transitar de un modelo económico predominantemente extractivo a uno de transformación local, donde la materia prima se convierta en productos de valor agregado, impulsando la creación de empleos, el desarrollo de cadenas productivas y la exportación de productos con sello campechano. La clave reside en no solo producir, sino en procesar, certificar, empaquetar y exportar. Este es el camino para dejar atrás el estancamiento y avanzar hacia un crecimiento sostenible.

El sector agroalimentario campechano es un ejemplo claro de esta oportunidad. La miel campechana, reconocida mundialmente por su calidad y origen multifloral, se exporta en gran medida a granel, perdiendo la oportunidad de generar mayor valor. Esta situación se replica en otros sectores como la pesca, la maderería sustentable, la agricultura tropical, con productos estrella como el chile habanero y una gran variedad de frutas y cítricos. La industrialización de estas materias primas es fundamental para la creación de empleos, el aumento de ingresos y el fortalecimiento de las cadenas de valor dentro del estado.

La llegada del gas natural a la península, junto con nuevas plataformas logísticas como el Polo del Bienestar en Seybaplaya –con su puerto multimodal y la conectividad del Tren Maya–, se presentan como catalizadores de este cambio. Estas infraestructuras abren las puertas a industrias que antes no eran viables, como la de alimentos procesados, la farmacéutica vegetal, la cosmética natural y la transformación de maderas certificadas, entre otras.

Campeche se encuentra en una posición privilegiada para construir una economía más resiliente, diversificada y sostenible. No se trata de renunciar a la industria petrolera, sino de complementarla y fortalecerla, blindando la economía estatal con alternativas modernas, sostenibles y distribuidas territorialmente. La clave está en aprovechar la abundancia de recursos naturales, la disponibilidad de tierra a precios accesibles, la seguridad, la ubicación logística estratégica y la firme voluntad de desarrollo que caracteriza al estado.

Campeche tiene el potencial de convertirse en un modelo de desarrollo que armonice la conservación ambiental con el progreso económico. Aprovechar la diversidad de vocaciones productivas es la llave para un futuro próspero y sostenible, un futuro donde Campeche brille con luz propia en el escenario nacional e internacional. Es un llamado a la acción, una invitación a construir un Campeche donde la riqueza natural se traduzca en bienestar para todos sus habitantes.