
12 de junio de 2025 a las 09:20
¿Democracia o Dictadura?
La sombra de la duda se cierne sobre el sistema electoral mexicano, otrora un faro de transparencia y un ejemplo a seguir en la región. El informe de la OEA sobre la reciente elección judicial, más allá de detallar las irregularidades, desaconseja el mecanismo empleado, alertando sobre el peligro que representa para la independencia del Poder Judicial. No se trata simplemente de un llamado de atención, sino de una seria advertencia sobre el futuro de la democracia en México.
La virulenta reacción del gobierno ante el informe de la OEA es, quizás, más preocupante que el propio documento. No se trata de una defensa argumentada, sino de un ataque descalificador que revela una intolerancia a la crítica y una preocupante tendencia a silenciar las voces disidentes. Esta actitud, lejos de disipar las dudas, las alimenta y confirma los temores de quienes ven en este proceso un ensayo general para futuras elecciones, incluyendo las presidenciales.
Analicemos la situación: una reforma aprobada con una cuestionable sobrerrepresentación legislativa, una participación ciudadana mínima, la exclusión de las fuerzas opositoras, un conteo ciudadano ineficaz, millones de boletas sin destruir, y un sinfín de ilegalidades documentadas. ¿Cómo podemos hablar de un proceso legítimo y transparente? El rechazo a la crítica internacional, no solo ignorándola, sino atacándola abiertamente, es un síntoma alarmante que nos coloca peligrosamente cerca de regímenes autoritarios que México, históricamente, había condenado.
Algunos insisten en que el proceso es “perfectible”, que “esto apenas comienza”. Sin embargo, la realidad es contundente: la desaparición del contrapeso que representaba el Poder Judicial, la instrumentalización del INE, y la creciente concentración del poder, nos pintan un panorama sombrío. No se trata de un retroceso, sino de un nuevo modelo antidemocrático, inédito a nivel global, cuyo único objetivo es perpetuar el poder.
La comparación con el chavismo, antaño impensable, hoy resulta inevitable. México, referente en la organización de elecciones justas y transparentes, se encuentra ahora del lado de los países paria, aquellos que han sacrificado la democracia en el altar del autoritarismo.
El 1 de junio no fue un accidente, sino un ensayo general. El libreto está escrito, y si no actuamos con prontitud y determinación, el futuro de la democracia mexicana estará en grave peligro. No podemos permitir que la apatía y la normalización de la irregularidad nos conduzcan a un régimen de partido-hegemonía disfrazado de democracia. Es tiempo de alzar la voz, de exigir transparencia y de defender las instituciones que garantizan nuestra libertad. El futuro de México está en juego.
Fuente: El Heraldo de México