En un mundo cada vez más polarizado, donde las fronteras se endurecen y la empatía parece desvanecerse, la Ciudad de México se erige como un faro de esperanza para miles de migrantes que transitan por su territorio. El Secretario de Gobierno, César Cravioto, ha reafirmado el compromiso inquebrantable de la capital con la defensa de los derechos humanos de estas personas, siguiendo la directriz de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

Cravioto, en una reveladora entrevista concedida a Blanca Becerril para El Heraldo Televisión, pintó un panorama global dividido entre quienes levantan muros y quienes defienden los derechos universales. Con firmeza, posicionó a México, y en particular a la Ciudad de México, en el segundo grupo, subrayando la importancia de brindar apoyo y protección a quienes se ven obligados a dejar sus hogares en busca de un futuro mejor.

No se trata solo de palabras, sino de acciones concretas. La reciente firma de un acuerdo con el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) es una muestra tangible de la voluntad política de la CDMX para mejorar las políticas públicas dirigidas a la población migrante. Este convenio, alcanzado en mayo pasado, sienta las bases para una colaboración más estrecha y efectiva en la atención de las necesidades de quienes llegan a la capital en busca de refugio y oportunidades.

La situación actual, marcada por un incremento en los flujos migratorios, ha puesto a prueba la capacidad de respuesta de las autoridades. Sin embargo, la CDMX ha respondido al desafío con la ampliación de sus albergues, duplicando su capacidad para acoger a un mayor número de personas. Además, se anunció la próxima apertura de un tercer albergue, con el objetivo de garantizar condiciones dignas y humanas para todos los migrantes, sin excepción.

Este compromiso con la dignidad humana no se limita a la atención de las necesidades básicas. Cravioto reiteró el apoyo incondicional de la administración a la Presidenta Claudia Sheinbaum en su defensa de los paisanos que residen en el extranjero, demostrando una visión integral que abarca la protección de los derechos de los mexicanos tanto dentro como fuera del país.

La labor de la Ciudad de México en la atención a la población migrante se convierte en un ejemplo a seguir en un contexto internacional complejo. Mientras algunos países optan por el cierre de fronteras y la criminalización de la migración, la capital mexicana apuesta por la solidaridad, la inclusión y el respeto a los derechos humanos. Un mensaje claro de que, en medio de la adversidad, la humanidad prevalece.

En este sentido, la CDMX se consolida como un espacio de acogida, donde los migrantes encuentran no solo un lugar de paso, sino una oportunidad para reconstruir sus vidas con dignidad y esperanza. El camino aún es largo, pero la firmeza en la defensa de los derechos humanos y la voluntad de cooperación internacional auguran un futuro más justo e inclusivo para todos. La pregunta que queda en el aire es: ¿seguirán otros el ejemplo de la Ciudad de México y se unirán a la lucha por un mundo donde los derechos humanos sean una realidad para todos, sin importar su origen o condición migratoria?