
12 de junio de 2025 a las 22:20
Bebé de 3 meses queda huérfano tras brutal asesinato de su madre.
Rosario, una ciudad que alguna vez vibró con la alegría del fútbol y la cultura, se encuentra hoy sumida en la sombra de la violencia. Un nuevo acto de barbarie ha conmocionado a sus habitantes, dejando al descubierto la crudeza de una realidad que parece no tener fin. Una madre, a punto de cruzar el umbral de su hogar, fue arrebatada de la vida sin piedad, frente a su bebé de apenas tres meses. La escena, ocurrida en la tarde del miércoles, se asemeja más a una pesadilla que a la vida real.
Imaginen la escena: una mujer regresa a casa en taxi, con su pequeño tesoro en brazos, anhelando la tranquilidad del hogar. De pronto, la tranquilidad se rompe. Un motociclista irrumpe en la escena a toda velocidad, sin mediar palabra, sin un ápice de humanidad. Un disparo a quemarropa, directo a la cabeza, acaba con la vida de la madre al instante, dejando a su bebé a la deriva, en medio del horror y la confusión.
La imagen del pequeño cayendo al piso, tras el asesinato de su madre, es desgarradora. En medio de la tragedia, un rayo de luz: un adolescente de tan solo 13 años, testigo del cruel acto, espera a que el asesino se aleje para socorrer al bebé. Con una valentía que conmueve, lo rescata del asfalto y lo lleva a la casa de una vecina, buscando refugio y protección para la inocente criatura. Un acto de heroísmo en medio de la oscuridad, una muestra de que la esperanza aún persiste en las calles de Rosario.
El bebé, milagrosamente, solo sufrió algunos golpes producto de la caída. Sin embargo, la herida emocional, la ausencia irreparable de su madre, marcará su vida para siempre. ¿Qué futuro le espera a un niño que ha presenciado semejante acto de violencia en sus primeros meses de vida? ¿Cómo sanar las cicatrices invisibles que deja un trauma de esta magnitud?
Las autoridades se encuentran investigando el móvil del crimen. La principal hipótesis apunta a un ajuste de cuentas o una venganza. Rosario, lamentablemente, se ha convertido en escenario de una creciente ola de violencia extrema. Las calles, antes llenas de vida, ahora son testigos mudos de crímenes que parecen sacados de una película de terror. ¿Qué ha llevado a esta escalada de violencia? ¿Qué medidas se están tomando para proteger a los ciudadanos y devolver la paz a la ciudad?
Este caso, sin duda, no es un hecho aislado. Es un síntoma de una enfermedad social que carcome las entrañas de la ciudad. La violencia se ha normalizado, se ha convertido en parte del paisaje cotidiano. Es urgente que las autoridades tomen medidas contundentes para frenar esta espiral de muerte y destrucción. No podemos permitir que la vida de una madre, arrebatada frente a su hijo, se convierta en una estadística más. Es necesario que la justicia actúe con celeridad y que los responsables de este crimen paguen por sus actos. Pero más allá de la justicia, es necesario un cambio profundo, una transformación social que erradique la violencia de raíz y devuelva la paz y la tranquilidad a las calles de Rosario. La memoria de esta madre y el futuro de su hijo lo exigen.
Fuente: El Heraldo de México