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13 de junio de 2025 a las 02:10

Antonio Cabrera: Legionario de Cristo, ¿abusador?

La detención del sacerdote Antonio María Cabrera Cabrera ha sacudido los cimientos de la comunidad académica y religiosa en México. La figura prominente del bioético, reconocido por su trayectoria en la Universidad Anáhuac y su liderazgo en importantes proyectos de investigación, se ve ahora ensombrecida por la grave acusación de abuso sexual a un menor. La noticia, que irrumpió con la fuerza de un terremoto la tarde del 11 de junio, ha generado una cascada de interrogantes y una profunda consternación.

Cabrera Cabrera, un hombre cuya vida parecía dedicada al estudio de la ética y la moral, ahora enfrenta un proceso judicial que podría desmantelar por completo la imagen que proyectaba. Desde su posición como director de la Facultad de Bioética de la Anáhuac, influyó en la formación de generaciones de profesionales de la salud, impartiendo conocimientos sobre la responsabilidad y el respeto a la dignidad humana. ¿Cómo es posible, se preguntan muchos, que alguien con semejante trayectoria académica y responsabilidades éticas pueda estar involucrado en un delito tan atroz?

La gravedad de la acusación se intensifica aún más considerando el contexto de la institución a la que pertenece: los Legionarios de Cristo. Esta congregación, fundada por el controvertido Marcial Maciel, ha estado envuelta en escándalos de abuso sexual en el pasado, lo que añade otra capa de complejidad al caso. La promesa de formar "líderes cristianos al servicio de la Iglesia" contrasta dramáticamente con la realidad de un miembro acusado de un delito que atenta contra la esencia misma de la protección y el cuidado de los más vulnerables.

La detención en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, justo cuando Cabrera Cabrera se disponía a abordar un vuelo, sugiere la posibilidad de una fuga, una hipótesis que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México parece confirmar. La participación de la Interpol en la investigación subraya la seriedad del caso y la determinación de las autoridades para llevarlo hasta sus últimas consecuencias. El traslado al penal de Barrientos en Tlalnepantla, tras la orden de aprehensión emitida el 26 de mayo, marca el inicio de un proceso judicial que promete ser largo y complejo.

La presunta víctima, un menor de edad al momento de los hechos, habría guardado silencio durante dos décadas antes de presentar la denuncia en enero de este año. ¿Qué factores influyeron en su decisión de hablar después de tanto tiempo? ¿Qué tipo de apoyo ha recibido? Estas son preguntas cruciales que deben ser abordadas con la mayor sensibilidad y respeto.

El comunicado emitido por los Legionarios de Cristo, en el que aseguran haber colaborado con las autoridades, genera más dudas que certezas. La falta de información por parte de la Fiscalía contrasta con la afirmación de la congregación, abriendo la puerta a especulaciones sobre la transparencia del proceso y la posible protección a Cabrera Cabrera.

Este caso, que trasciende el ámbito judicial, plantea una reflexión profunda sobre la responsabilidad de las instituciones, tanto académicas como religiosas, en la prevención y la atención de los casos de abuso sexual. La confianza depositada en figuras de autoridad como Cabrera Cabrera se ve ahora traicionada, dejando una profunda herida en la comunidad y exigiendo una revisión exhaustiva de los mecanismos de control y protección de los menores. La justicia, sin duda, deberá seguir su curso, pero la sociedad también tiene la responsabilidad de exigir respuestas y promover un cambio real para que estos casos no se repitan.

Fuente: El Heraldo de México