Las intensas lluvias que azotaron a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el miércoles 11 de junio, dejaron una estela de preocupación y daños materiales a su paso. La furia del río San Agustín, desbordado tras acumular 75 milímetros de precipitaciones, se hizo sentir con fuerza en diversas zonas de la ciudad, poniendo en jaque la tranquilidad de sus habitantes.

El Fraccionamiento La Gloria, Jardín Corona y Terán, fueron las zonas que resintieron con mayor intensidad la embestida de la naturaleza. Las calles, convertidas en improvisados ríos, atraparon a seis vehículos, dejando a sus conductores a merced del creciente nivel del agua. La angustia y la incertidumbre se apoderaron de los vecinos, quienes veían impotentes cómo el agua comenzaba a invadir sus hogares. Siete familias de las colonias Plan de Ayala, Centenario Tuchtlán y Jardín Colonial sufrieron los estragos de las inundaciones, con el agua y el lodo entrando a sus viviendas, dañando muebles y pertenencias.

Las principales arterias viales de la ciudad, como el libramiento sur, Plan de Ayala, Fraccionamiento Chapultepec y Jardín Corona, se vieron colapsadas por los encharcamientos y el arrastre de material, convirtiendo el tránsito en una verdadera odisea. La fuerza del agua, arrastrando consigo tierra, piedras y ramas, evidenciaba la magnitud del fenómeno meteorológico.

La situación se tornó aún más crítica al acercarse la tarde. El río Sabinal, a la altura de Caña Hueca, alcanzó un alarmante 85% de su capacidad, amenazando con desbordarse también. Las precipitaciones registradas en la parte alta de la cuenca, en el municipio de Berriozábal, alimentaron el caudal del río, aumentando el riesgo para las zonas aledañas.

Ante la emergencia, las autoridades municipales desplegaron un operativo conjunto para atender la contingencia. Brigadas de Obras Públicas, Seguridad Pública y Tránsito Municipal, en coordinación con Agencias y Delegaciones, SMAPA, DIF Tuxtla, Servicios Municipales, Protección Civil Municipal y Protección Civil del Estado, trabajaron arduamente para auxiliar a la población afectada y mitigar los daños.

La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), por su parte, mantenía un constante monitoreo de la situación. Sus pronósticos, poco alentadores, anticipaban la continuidad de las lluvias durante la noche del miércoles. La estación meteorológica de Juan Crispín registró la impactante cifra de 90.1 milímetros de lluvia, confirmando la intensidad de las precipitaciones en la región.

La situación en Tuxtla Gutiérrez no era un caso aislado. Otros municipios de Chiapas, como Pijijiapan, también sufrían los embates de las lluvias. En este caso, la fuerza del río impactó la obra del ferrocarril, demostrando la magnitud del fenómeno meteorológico que azotaba al estado. La incertidumbre se mantenía en el aire, mientras la población esperaba con ansias el cese de las lluvias y el inicio de la recuperación. La solidaridad y el trabajo conjunto entre autoridades y ciudadanos se convertían en la clave para superar esta difícil prueba impuesta por la naturaleza.