
12 de junio de 2025 a las 06:30
¡Adiós paseos perrunos!
La sombra de la prohibición se extiende sobre las mascotas de Irán. Dieciocho ciudades, incluyendo importantes centros urbanos como Isfahán, Kermán y Mashhad, se han sumado a Teherán en la prohibición del paseo de perros en espacios públicos. Las autoridades justifican la medida apelando a la "salud pública" y la seguridad, pero la sombra de la interpretación religiosa se cierne sobre la decisión. Para algunos sectores, la presencia de perros en las calles choca con la visión de pureza que defienden ciertas corrientes del Islam, un eco que resuena con fuerza desde la Revolución Islámica de 1979.
Más allá de las justificaciones oficiales, la prohibición se entiende como un nuevo capítulo en la pugna cultural que divide a Irán. Los perros, vistos como símbolo de occidentalización, se contraponen a los valores que el régimen promueve. Este discurso encuentra eco en las palabras del ayatolá Alí Jamenei, líder supremo, quien ha tachado la tenencia de perros como mascotas de "reprobable", salvo en casos muy específicos como el pastoreo o la seguridad. En un contexto donde la juventud, especialmente en las urbes, busca nuevas formas de expresión, tener un perro se convierte en un acto de rebeldía silenciosa, un desafío a las normas establecidas.
La aplicación de la prohibición está lejos de ser suave. En Hamedan, el fiscal Abbas Najafi ha prometido confiscar los vehículos de quienes se atrevan a pasear a sus perros, una amenaza que se suma a las multas y a la presión social. En Mashhad, la situación no es diferente: Mohammad Hossein Doroudi ha calificado el paseo de perros como un "delito evidente" que altera la tranquilidad de mujeres y niños. En otras ciudades, como Isfahán, las autoridades han ido más allá, clausurando clínicas veterinarias y tiendas de mascotas no autorizadas. La justificación, según Afsaneh Khastkhodai, miembro del Consejo de Shiraz, reside en la supuesta "demanda popular" contra una práctica "contraria a la cultura iraní." Mientras tanto, Mehdi Chamran, presidente del Consejo de Teherán, sugiere que los dueños con recursos creen espacios privados para sus mascotas, una solución que ignora la realidad de la mayoría.
La preocupación por el destino de los animales confiscados crece. Veterinarios como Ashkan Shemirani y Payam Mohebi denuncian la existencia de "prisiones" para perros, lugares donde los animales son hacinados en condiciones deplorables. Estas denuncias pintan un panorama sombrío, donde la prohibición no solo restringe la libertad de los dueños, sino que también pone en riesgo el bienestar animal.
Esta nueva ola de restricciones no es un hecho aislado. En los últimos años, se han sucedido intentos de limitar la presencia de mascotas en la sociedad iraní. Desde la prohibición de publicidad de productos para mascotas en 2010 hasta el fallido proyecto de ley de 2014 que proponía multas y azotes por pasear perros, la presión sobre los dueños de mascotas ha sido constante. En 2021, la situación se radicalizó aún más, con 75 legisladores calificando la tenencia de mascotas como un "problema social destructivo" e incluso sugiriendo medidas extremas como el abandono de perros en el desierto. En este contexto, la prohibición actual se presenta como un paso más en una escalada de restricciones que refleja las tensiones culturales y sociales que atraviesan la sociedad iraní. ¿Será este el capítulo final en la historia de las mascotas en Irán o una nueva batalla en una guerra silenciosa por la libertad individual?
Fuente: El Heraldo de México