La llegada de Heineken a Yucatán no es solo la construcción de una planta embotelladora, es la construcción de un futuro más próspero para las familias yucatecas. Imaginen más de 300 empleos directos, oportunidades estables y bien remuneradas para nuestros jóvenes, para nuestros padres y madres de familia. Y no solo eso, pensemos en el efecto multiplicador, en los 2,500 empleos indirectos que se generarán, en los pequeños negocios que florecerán al calor de esta gran inversión. Restaurantes, tiendas de abarrotes, transportistas, todos se verán beneficiados por esta inyección de dinamismo a nuestra economía local. Durante la construcción, se crearán 2,300 empleos temporales, una bocanada de aire fresco para quienes buscan una oportunidad. Esta es la verdadera transformación, la que impacta directamente en la vida de las personas, la que construye un Yucatán más fuerte y equitativo.

Y es que la apuesta de Heineken por Yucatán, por el sureste de México, es una muestra de confianza en nuestro presente y en nuestro potencial. No es casualidad que hayan elegido nuestro estado, es el resultado del trabajo conjunto, de la visión de un gobierno comprometido con el desarrollo sostenible y la justicia social. Una inversión de más de 500 millones de dólares no se improvisa, es fruto de la confianza, de la estabilidad y del ambiente propicio para los negocios que hemos construido en Yucatán.

Este proyecto no solo traerá beneficios económicos, también impulsará el desarrollo social de la región. Heineken se ha comprometido a trabajar de la mano con las comunidades, a impulsar la proveeduría local, a integrar a las empresas yucatecas en su cadena de valor. Imaginen a nuestros productores, a nuestros artesanos, formando parte de esta gran empresa, creciendo junto a ella, compartiendo el éxito. Esta es la verdadera inclusión, la que genera oportunidades reales y transforma vidas.

Más allá de los números, esta inversión representa una apuesta por el futuro, por un Yucatán más próspero, más justo, más sustentable. Es un voto de confianza en el talento yucateco, en la capacidad de nuestra gente para construir un mejor mañana. Y es, sin duda, un motivo de orgullo para todos los que creemos en el potencial de nuestro estado.

El liderazgo de la Presidenta Claudia Sheinbaum ha sido fundamental para atraer inversiones como esta. Su visión de un México más justo y equitativo, con un sureste fortalecido, se ve reflejado en proyectos como el de Heineken. Su compromiso con el desarrollo del sureste es una realidad palpable, que se traduce en oportunidades para nuestra gente.

El respaldo del Gobernador Joaquín Díaz Mena a la Presidenta Sheinbaum, ante las acusaciones infundadas de funcionarios estadounidenses, demuestra la unidad y la firmeza con la que Yucatán defiende sus intereses y el respeto a la soberanía nacional. La diplomacia y el diálogo son las herramientas para construir puentes y fortalecer las relaciones entre las naciones.

En resumen, la llegada de Heineken a Yucatán es una gran noticia para todos. Es una inyección de optimismo, una muestra de confianza en el futuro y una oportunidad para construir un Yucatán más próspero y sustentable.