En un mundo donde la incertidumbre y el conflicto parecen eclipsar el diálogo y la comprensión, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se erige como un faro de esperanza, presentando su ambiciosa estrategia “Cultura de Paz, Un Semillero Universitario”. No se trata simplemente de un programa más, sino de una profunda convicción de que la paz no es una utopía inalcanzable, sino una práctica cotidiana que se construye desde las aulas, los laboratorios y cada rincón de la vida universitaria.

El rector Leonardo Lomelí, al frente de esta iniciativa, ha enfatizado la importancia de tejer redes, tanto nacionales como internacionales, para que la paz no sea un concepto abstracto, sino una realidad tangible en el entorno urbano. La firma del acuerdo para la creación del Programa Universitario de Cultura de Paz y Erradicación de las Violencias marca un hito en este camino, un compromiso institucional para contrarrestar la normalización de la violencia y promover el debate constructivo como herramienta de transformación social.

En un contexto global donde la paz se ve constantemente amenazada, la UNAM asume la responsabilidad de formar ciudadanos capaces de imaginar, construir y defender un futuro pacífico. No se trata solo de transmitir conocimientos, sino de inculcar valores, de educar desde el cuidado y la convivencia, de sembrar la semilla de la paz en las nuevas generaciones. Este proyecto, como lo ha señalado el rector Lomelí, busca convertir la paz en una experiencia concreta, en una forma de vida que permee todos los ámbitos de la comunidad universitaria.

La estrategia no se limita a la teoría, sino que se traduce en acciones concretas. Desde cursos para estudiantes de nuevo ingreso sobre la prevención de la violencia, hasta la creación de una asignatura dedicada a la Cultura de la Paz y la Mediación, la UNAM se compromete a brindar las herramientas necesarias para que la comunidad universitaria sea protagonista en la construcción de un entorno más pacífico. La formación de mediadores, la creación de una red de constructores de paz y el concurso de ensayo estudiantil son solo algunas de las iniciativas que buscan fomentar la participación activa de los estudiantes en este proceso.

El respaldo a esta iniciativa trasciende las fronteras universitarias. Figuras como la Secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y el Secretario de Educación Pública, Mario Delgado, han expresado su apoyo al proyecto, destacando la importancia de la educación como motor de cambio social y la necesidad de construir alianzas para erradicar la violencia. La participación de la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, y la colaboración con el gobierno de Noruega y el Centro Noruego para la Resolución de Conflictos (NOREF), demuestran el alcance y la relevancia de esta iniciativa a nivel internacional.

La UNAM, con su vasta experiencia y su compromiso con la formación integral de sus estudiantes, se posiciona como un semillero de paz, no solo dentro de sus muros, sino también en el ámbito nacional e internacional. La "Cultura de Paz, Un Semillero Universitario" no es solo un programa, es una declaración de principios, una apuesta por un futuro donde la paz sea el motor del desarrollo y la convivencia armónica. Es un llamado a la acción, una invitación a construir un mundo donde la palabra, el arte y la cooperación sean las herramientas para transformar la realidad.