La lucha contra el crimen organizado en México continúa dando importantes golpes a las estructuras delictivas. El 10 de junio de 2025 quedará marcado por una serie de operativos coordinados del Gabinete de Seguridad que se extendieron a lo largo y ancho del país, desde Baja California Sur hasta Quintana Roo, pasando por estados clave como Jalisco, Michoacán, Sinaloa y Tamaulipas. Estas acciones, enmarcadas en la Estrategia Nacional de Seguridad, no solo se limitaron a detenciones, sino que también incluyeron cateos, aseguramientos de armas de fuego y el decomiso de importantes cantidades de droga.

La ofensiva contra el narcotráfico se concentró en la destrucción de plantíos de amapola y marihuana en Chihuahua, Durango, Sinaloa, Jalisco, Oaxaca y Nayarit. Imaginen la magnitud del operativo: elementos del Ejército Mexicano erradicando hectáreas de cultivos ilícitos, cortando de raíz la producción de estas sustancias. En Nayarit, la Secretaría de Marina (Semar) localizó y destruyó 20 plantíos, desmantelando una superficie considerable dedicada a estas actividades ilegales. Estos golpes al narcotráfico representan no solo una victoria en la lucha contra las drogas, sino también una oportunidad para las comunidades afectadas por estas actividades, que pueden vislumbrar un futuro libre del control del crimen organizado.

Pero la lucha no se detiene ahí. Las autoridades también desmantelaron laboratorios clandestinos de metanfetamina en Durango y Michoacán. En Tamazula, Durango, se incautaron 150 kilos de metanfetamina, junto con miles de litros y kilos de precursores químicos, desarticulando una red de producción que, de haber continuado operando, habría inundado las calles con esta peligrosa droga. El valor de lo incautado asciende a la impresionante cifra de 966 millones de pesos, una muestra contundente del impacto económico que estos operativos representan para las organizaciones criminales. En Michoacán, la cifra se eleva aún más: 5,367 millones de pesos en sustancias químicas aseguradas, una prueba más de la capacidad de producción de estas redes y la importancia de desmantelarlas.

En Quintana Roo, la colaboración entre Semar, Ejército y Policía Estatal permitió la localización de laboratorios clandestinos de drogas sintéticas, destapando una nueva faceta del crimen organizado en la región. En Sinaloa, los operativos se enfocaron en desmantelar áreas de concentración de material para la elaboración de metanfetamina, impidiendo que estas sustancias lleguen a su destino final.

La Estrategia para Combatir el Robo de Hidrocarburos también arrojó resultados positivos, con la localización de 13 tomas clandestinas en Hidalgo, Querétaro, Jalisco y Tamaulipas. En Hidalgo, un cateo conjunto entre Guardia Nacional, Ejército y Fiscalía General de la República (FGR) destapó un centro de acopio con miles de litros de gasolina robada, desarticulando una red que lucraba con el combustible de todos los mexicanos.

Finalmente, la lucha contra las actividades ilícitas también se extiende a otros ámbitos, como la operación ilegal de máquinas tragamonedas. En Sinaloa y Baja California Sur, se aseguraron 22 de estos aparatos, demostrando que las autoridades están atentas a todas las formas de delincuencia. Estos operativos, en conjunto, pintan un panorama de una lucha constante y efectiva contra el crimen organizado en México, una lucha que requiere la coordinación de todas las fuerzas del Estado y el compromiso de toda la sociedad. Los resultados del 10 de junio de 2025 son un paso firme en la construcción de un país más seguro para todos. Sin embargo, la batalla no ha terminado y es crucial mantener la presión sobre las organizaciones criminales para desmantelarlas por completo y construir un futuro de paz y tranquilidad para las futuras generaciones.