La región mesoamericana y latinoamericana se encuentra en un momento crucial, con dos eventos de gran envergadura que prometen definir el futuro de la cooperación internacional: la Cumbre de los Océanos en Niza, Francia, y la reunión del G7 en Kananaskis, Canadá. Ambas citas representan una oportunidad única para impulsar agendas estratégicas y abordar desafíos globales que impactan directamente a nuestras comunidades.

La UNOC-3, celebrada en Niza, ha reunido a líderes mundiales para debatir la protección y el uso sostenible de nuestros océanos. Desde el llamado urgente del Secretario General de la ONU a detener el "saqueo de los océanos" hasta las nuevas coaliciones e iniciativas que se están forjando, la conferencia subraya la necesidad de una acción concertada. La activa participación de la región, con Costa Rica co-presidiendo la cumbre y Chile postulándose para albergar la próxima edición en 2028, demuestra el compromiso de América Latina con la preservación de nuestros recursos marinos. La innovadora Coalición contra el ruido en el océano, lanzada por Panamá y Canadá, es un ejemplo tangible de la colaboración internacional en este frente. México, por su parte, aboga por un multilateralismo renovado que ofrezca soluciones sostenibles para los océanos y las comunidades costeras, una preocupación compartida por toda la región. No podemos olvidar que la salud de nuestros océanos es vital para la salud del planeta, y esta cumbre es un paso fundamental para asegurar su futuro.

Por otro lado, la reunión del G7 en Kananaskis, Canadá, reviste una importancia trascendental para el continente americano. La invitación extendida por el primer ministro canadiense, Michael Carney, a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, resalta la estrecha relación entre ambos países y la importancia de la colaboración en América del Norte. Este encuentro, que también contará con la participación de Estados Unidos, Australia, Ucrania y representantes de Europa, se presenta como un escenario clave para discutir el futuro de la cooperación global. En un mundo cada vez más interconectado, las decisiones tomadas en foros como el G7 tienen repercusiones en la agenda internacional y en las políticas de cada país. La presencia de México en esta cumbre permitirá articular las prioridades de la región y contribuir al diálogo sobre los desafíos globales.

Tanto en Niza como en Kananaskis, la capacidad de alcanzar acuerdos políticos será determinante para el rumbo de la cooperación internacional. Se espera que los líderes presentes logren vincular las agendas estratégicas de las Américas con las iniciativas globales, abordando tanto los temas preestablecidos como los asuntos emergentes que impactan a nuestras comunidades. La diplomacia, el diálogo y la colaboración son esenciales para construir un futuro sostenible y próspero para todos. El mundo nos observa, y las decisiones que se tomen en estas reuniones tendrán un impacto duradero en las generaciones venideras. Es nuestro deber aprovechar esta oportunidad para impulsar un cambio positivo y construir un mundo mejor.