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11 de junio de 2025 a las 09:15

Renace la justicia: ¿Un nuevo Poder Judicial en México?

La histórica jornada del 1 de junio marca un hito en la democracia mexicana. Millones de ciudadanos ejercieron su derecho al voto, inyectando una nueva savia al Poder Judicial Federal y local. Este acto de participación ciudadana llega en un momento crucial, tras años de cuestionamientos sobre la imparcialidad y eficacia de la justicia en México. Acusaciones de corrupción, nepotismo e influyentismo han minado la confianza en las instituciones encargadas de impartir justicia, generando una creciente demanda por un cambio profundo. Ahora, con la integración de nuevos miembros, se abre una ventana de oportunidad para construir un sistema judicial más transparente, equitativo y al servicio de todos los mexicanos.

El camino, sin embargo, está plagado de desafíos. El primero, y quizás el más importante, es garantizar la auténtica independencia del Poder Judicial. Liberarlo de las presiones políticas y económicas, tanto internas como externas, resulta fundamental. Durante años, organismos internacionales como el Banco Mundial, el FMI y el BID, así como socios comerciales, han ejercido una influencia considerable en las decisiones judiciales, a menudo en beneficio de grandes proyectos económicos y en detrimento de los intereses del pueblo mexicano. El nuevo Poder Judicial debe resistir estas presiones y actuar con autonomía, basándose únicamente en la ley y en la búsqueda de la justicia.

La inclusión y la no discriminación constituyen otro pilar fundamental para la renovación del sistema judicial. La elección del ministro Hugo Aguilar Ortiz, abogado de origen mixteco y futuro presidente de la Corte, representa un paso significativo en la representación de las diversas comunidades que conforman México. Desde Benito Juárez, ningún representante indígena había ocupado un cargo tan relevante en la Suprema Corte. Este nombramiento simboliza la ruptura con un pasado de clasismo y racismo, y abre las puertas a una justicia más representativa y accesible para todos.

La lucha contra la corrupción dentro del propio Poder Judicial es otro de los grandes retos. Erradicar las viejas prácticas, los vicios enquistados y los privilegios indebidos, requiere de una acción firme y decidida. Los nuevos ministros y magistrados tienen la responsabilidad de limpiar la casa y construir un sistema judicial basado en la ética, la transparencia y la rendición de cuentas.

La acumulación de casos pendientes, en particular los recursos de revisión y juicios de amparo que involucran a poderosos empresarios y dueños de medios de comunicación, representa un obstáculo adicional. Estos casos, a menudo relacionados con evasión fiscal y enriquecimiento ilícito, deben ser resueltos con celeridad y apego a la ley, sin distinción de influencias o poder económico.

Finalmente, la capacitación continua y la profesionalización de jueces, magistrados y personal del sistema judicial son cruciales para garantizar una justicia eficaz y de calidad. Fortalecer las prácticas judiciales, reducir los tiempos de resolución de casos, evitar condenas injustas y respetar los derechos humanos, son aspectos prioritarios que requieren de una inversión continua en formación y desarrollo profesional. Las cárceles llenas de personas en espera de sentencia, las víctimas sin justicia y la impunidad rampante, son problemas urgentes que demandan una respuesta inmediata del nuevo Poder Judicial. La sociedad mexicana espera con expectativa que este nuevo Poder Judicial esté a la altura del desafío y construya un futuro donde la justicia sea un derecho real para todos.

Fuente: El Heraldo de México