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11 de junio de 2025 a las 09:35

Mantente informado y protegido contra NB.1.8.1

La sombra de la incertidumbre vuelve a cernirse sobre nosotros con la aparición de NB.1.8.1, una nueva subvariante de Ómicron. A pesar de la inevitable inquietud que genera la noticia, es crucial mantener la calma y actuar con la sabiduría que nos ha dado la experiencia. No estamos en el 2020, contamos con herramientas y conocimientos que entonces no teníamos. La ciencia, una vez más, nos ilumina el camino.

El Global Virus Network (GVN), una red internacional de expertos en virología, lo ha dejado claro: NB.1.8.1 no es motivo de pánico, sino una oportunidad para reforzar nuestras estrategias. Si bien la variante ha mostrado una alta transmisibilidad –un factor que sin duda nos obliga a estar alerta–, no hay evidencia de que cause una enfermedad más grave que sus predecesoras. Tampoco se ha comprobado que esquive de manera significativa la protección otorgada por las vacunas o la inmunidad natural.

El aumento de casos en diversas regiones del mundo, como India, Taiwán y Estados Unidos, es un llamado a la acción, no a la desesperación. Si bien las cifras son un indicador importante, es fundamental analizarlas en contexto: la mayoría de los nuevos contagios no han requerido hospitalización ni han resultado en fallecimientos. Esto nos indica que las vacunas siguen cumpliendo su función primordial: protegernos de las consecuencias más graves de la enfermedad.

La OMS ha clasificado a NB.1.8.1 como "Variante Bajo Monitoreo", una designación que refleja la necesidad de seguir de cerca su evolución, pero no implica una emergencia sanitaria. La plataforma GISAID, clave en el seguimiento global del virus, ha registrado un aumento significativo en la prevalencia de esta subvariante, pasando del 2.5% al 10.7% de las secuencias reportadas en tan solo un mes. Estos datos son valiosos para comprender la dinámica de la variante y ajustar las estrategias de salud pública.

No podemos bajar la guardia. La pandemia no ha terminado, y la adaptabilidad del virus nos exige mantenernos vigilantes. La buena noticia es que las herramientas que han demostrado ser eficaces siguen a nuestra disposición. Las vacunas, especialmente aquellas con componentes dirigidos a variantes como LP.8.1 y JN.1, continúan ofreciendo una importante capa de protección. Además, la FDA y las farmacéuticas ya están trabajando en la optimización de las fórmulas para una respuesta aún más efectiva contra las variantes emergentes, incluyendo NB.1.8.1.

¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros? La respuesta está en las medidas que ya conocemos y que han probado su eficacia: vacunarse, especialmente si se pertenece a un grupo de riesgo; mantener las medidas de higiene, como el lavado frecuente de manos; privilegiar los espacios ventilados; y usar mascarilla en situaciones de riesgo, especialmente si se presentan síntomas respiratorios. En el caso de los niños y adolescentes, es fundamental asegurar que tengan sus esquemas de vacunación completos. Para las mujeres embarazadas, la vacunación es doblemente importante: las protege a ellas y a sus bebés durante los primeros meses de vida.

La coadministración de las vacunas contra la COVID-19 y la influenza es segura y recomendable, especialmente durante la temporada de otoño-invierno, cuando ambas enfermedades suelen circular con mayor intensidad.

En México, es vital mantener la vigilancia genómica para detectar y seguir la evolución del virus en nuestro territorio, garantizar el acceso equitativo a vacunas y tratamientos, y comunicar la información de manera clara y transparente, evitando generar alarmas innecesarias.

La aparición de NB.1.8.1 nos recuerda que el virus sigue en constante evolución. Pero también nos recuerda que la ciencia es nuestra aliada más poderosa. Informémonos, actuemos con responsabilidad y mantengamos la esperanza. Juntos, podemos enfrentar este nuevo desafío.

Fuente: El Heraldo de México