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11 de junio de 2025 a las 14:15
La Masacre Olvidada de Netflix
La sombra del terror se extendió por el norte de México durante años, un terror con nombre y apellido: Treviño Morales. Miguel Ángel, "El Z-40", y Óscar Omar, "El Z-42", sembraron el pánico como líderes de Los Zetas, un cártel nacido de la traición de militares de élite que cambiaron el honor por el narcotráfico. Su historial criminal es una macabra liturgia de secuestros, tráfico de drogas y asesinatos, pero un episodio destaca por su brutalidad: la masacre de Allende, Coahuila, una herida abierta en la memoria colectiva de México.
El viernes 18 de marzo de 2011, el reloj marcó las 6:00 PM cuando más de 60 sicarios de Los Zetas invadieron Allende. Como una plaga bíblica, se abatieron sobre el municipio, concentrando su furia en el Rancho de Los Garza. Durante un fin de semana, el terror reinó impune. Las autoridades, locales y estatales, permanecieron inertes, ciegas o cómplices, mientras la barbarie se desataba.
La chispa que detonó la masacre fue la paranoia. La detención de tres colaboradores sembró la sospecha de traición en las mentes retorcidas de los hermanos Treviño. Alfonso "Poncho" Cuéllar, Héctor "El Negro" Moreno y Luis "La Güiche" Garza, este último residente de Allende, se convirtieron en el blanco de su ira. La orden fue implacable: sembrar el terror en Allende, un castigo ejemplar para los supuestos traidores y una advertencia para cualquiera que osara desafiarlos.
El número de víctimas sigue siendo una incógnita, una cifra perdida en el horror. Los sobrevivientes, voces que claman en el desierto, hablan de más de 300 desaparecidos, un testimonio escalofriante de la magnitud de la tragedia. Allende se convirtió en un pueblo fantasma, marcado por el dolor y la incertidumbre. Las vidas de miles de personas se hicieron añicos, condenadas a cargar con el peso de la pérdida y la impunidad.
La masacre de Allende trascendió las fronteras, un grito silenciado que resonó en la prensa internacional. Su eco llegó a las pantallas, inmortalizando la tragedia en documentales y series como "Somos", de Netflix, una cruda representación de la violencia y la inacción de las autoridades.
Más de una década después, la justicia comienza a tejer sus redes. Los hermanos Treviño Morales, extraditados a Estados Unidos en los primeros meses de 2025, enfrentan un juicio que podría poner fin a su reinado de terror. Tras años de impunidad, "El Z-40", arrestado en 2013, y "El Z-42", capturado en 2015, deberán rendir cuentas ante la ley. La sentencia, aún pendiente, se espera como un acto de justicia, una pequeña luz en la oscuridad que aún envuelve a Allende. Pero la verdadera justicia, la que sana las heridas y devuelve la paz, es una deuda que aún se mantiene con las víctimas y sus familias, una deuda que México tiene la obligación de saldar. La memoria de Allende debe ser un recordatorio constante de la lucha contra la impunidad y la necesidad de construir un país donde la justicia no sea un privilegio, sino un derecho para todos.
Fuente: El Heraldo de México