
11 de junio de 2025 a las 16:45
Esposo llama al 911 tras balear a su mujer
La calma de la noche bonaerense se vio interrumpida por una llamada desesperada al 911. Un hombre, Juan Carlos Fideli, de 52 años, sollozaba al otro lado de la línea. "Entraron a robar a mi casa, hirieron a mi señora… le pegaron dos tiros en la cabeza," relataba con una voz entrecortada por la angustia, una escena que rápidamente se viralizó en redes sociales, generando conmoción e indignación. La imagen del esposo desconsolado, pidiendo auxilio a las autoridades, conmovió a muchos. Sin embargo, las horas posteriores revelarían una trama mucho más compleja y oscura de lo que inicialmente se creía.
La policía y los paramédicos llegaron al domicilio encontrando a la esposa de Fideli, de 46 años, inconsciente con un impacto de bala en la oreja y otro en el hombro. De inmediato, fue trasladada al Hospital Balestrini. Mientras los médicos luchaban por estabilizarla, los investigadores comenzaron a analizar la escena del crimen, y las inconsistencias en el relato de Fideli empezaron a surgir como grietas en una fachada aparentemente impecable.
Fideli aseguraba haber sido agredido por los ladrones antes de que estos atacaran a su esposa en la habitación. Pero su cuerpo no presentaba ninguna lesión visible. Un detalle que, sumado a la ausencia de signos de forcejeo en las puertas y ventanas de la casa, sembró las primeras dudas en la mente de los investigadores. No había cerraduras forzadas, ni huellas dactilares ajenas a la pareja, ni pisadas que indicaran la presencia de intrusos. La escena del crimen, o mejor dicho, la aparente falta de ella, no coincidía con la versión del esposo.
Las cámaras de seguridad del vecindario se convirtieron en testigos silenciosos de la noche. Las grabaciones mostraban a la pareja regresando a casa después de una cena romántica. Horas antes, el propio Fideli había compartido en su estado de WhatsApp una foto junto a su esposa con el mensaje: "Cenando con mi amor. Previo al partido. Te amo". Una imagen de felicidad que contrastaba dramáticamente con el horror que se desataría horas después. Las cámaras no registraron la presencia de ningún individuo sospechoso merodeando la propiedad ni intentando ingresar a la vivienda.
El rompecabezas de la investigación comenzaba a armarse, y las piezas apuntaban en una dirección inquietante: el propio Juan Carlos Fideli. La policía, ante la acumulación de evidencias que contradecían su testimonio, decidió aprehenderlo. La noticia, que se propagó con la misma velocidad que el audio de su llamada al 911, generó un giro inesperado en la opinión pública. La conmoción inicial dio paso a la incredulidad y a la indignación.
Mientras la víctima lucha por su vida en el Hospital Balestrini, la investigación continúa. La fiscalía trabaja para reconstruir los hechos y determinar qué sucedió realmente en la residencia de la pareja aquella noche. ¿Fue un intento de robo que salió mal? ¿O se trata de un caso de violencia doméstica encubierto bajo un manto de engaño? Las preguntas sin respuesta se multiplican, mientras la sociedad espera con ansias el esclarecimiento de este caso que ha conmocionado a Argentina y que nos recuerda la fragilidad de la verdad en la era de las redes sociales. El audio de la llamada, que en un principio conmovió a miles, ahora se escucha con otros oídos, con la inquietante sospecha de que podría tratarse de la actuación de un hombre que intentaba ocultar un terrible secreto.
Fuente: El Heraldo de México