La jornada electoral extraordinaria para el Poder Judicial de la Federación ha concluido, dejando tras de sí un hito en la historia democrática de México. No solo se trata de números, sino de la consolidación de un proceso inédito, complejo y de una trascendencia innegable. Imaginen la escena: millones de mexicanos, desde Tijuana hasta Cancún, ejerciendo su derecho al voto, decidiendo el futuro de la justicia en nuestro país. Un mosaico de voluntades que se teje en la urna, transformándose en la base de un Poder Judicial más legítimo y representativo.

Más allá de la imponente cifra de 458 millones de votos computados –más del doble que en las elecciones federales de 2024–, lo verdaderamente destacable es la participación ciudadana. Funcionarios de casilla, personal del INE desplegado a lo largo y ancho del país, observadores electorales… un ejército cívico que se movilizó para garantizar la transparencia y la legalidad del proceso. Y por supuesto, el protagonista principal: el ciudadano, que con su voto construyó el futuro de la justicia.

Piensen en la magnitud del reto: cada votante tuvo que tomar hasta 39 decisiones. Un ejercicio democrático sin precedentes que requirió de un enorme esfuerzo logístico y técnico. Desde la Unidad Técnica de Servicios de Informática, con sus plataformas robustas y auditables, hasta la Comisión Temporal del Proceso Electoral Extraordinario, cada engranaje de la maquinaria electoral funcionó a la perfección para asegurar el éxito de la jornada.

El interés ciudadano se hizo patente en cada etapa del proceso. Más de 25 millones de visitas al portal “Conóceles” demuestran el compromiso de los mexicanos por informarse y participar de manera consciente. Y la cifra de observadores electorales, seis veces mayor que en la elección presidencial de 2024, es una muestra irrefutable de la vigilancia ciudadana sobre el proceso. Una sociedad activa y participativa es la mejor garantía de una democracia sólida.

Este ejercicio, sin duda, nos deja valiosas lecciones y áreas de mejora. Analizaremos cada detalle con la responsabilidad que nos caracteriza para perfeccionar los procesos futuros. Pero hoy, la satisfacción del deber cumplido nos llena de orgullo. Hemos demostrado que México está a la altura de los desafíos democráticos más ambiciosos.

La elección extraordinaria del Poder Judicial de la Federación no es solo un evento aislado; es un paso firme hacia una justicia más cercana a la gente, una justicia que refleje la pluralidad y las necesidades de nuestra sociedad. Cada uno de esos 458 millones de votos es una voz que se alza, una demanda de justicia, una apuesta por un futuro mejor. El INE ha cumplido con su mandato, con profesionalismo y transparencia. A la ciudadanía mexicana le decimos: su voz ha sido escuchada, su voto ha sido contado, su participación ha hecho historia. El futuro de la justicia está en nuestras manos, y juntos, seguiremos construyendo un México más democrático.