
11 de junio de 2025 a las 06:45
Dueño asesinado por no pagar extorsión
La creciente ola de violencia que azota a la Ciudad de México ha cobrado una nueva víctima, dejando una estela de miedo e incertidumbre en la colonia Vallejo. La noche del martes 11 de junio, un hombre, cuya vida giraba en torno al pequeño negocio de abarrotes que atendía con dedicación, fue brutalmente asesinado a tiros. El presunto móvil del crimen: la extorsión, un cáncer que corroe el tejido social y que, en esta ocasión, ha segado la vida de un trabajador honesto.
Testigos presenciales relatan momentos de terror. Una pareja a bordo de una motocicleta irrumpió en la tranquila calle Donizetti, deteniéndose frente a la miscelánea. La exigencia fue directa y brutal: el pago del "derecho de piso", ese impuesto criminal que ahoga a los pequeños comerciantes. La negativa del dependiente, un acto de valentía frente a la amenaza, fue respondida con la violencia más despiadada. Al menos tres disparos, certeros y mortales, impactaron en el pecho del comerciante, acabando con su vida en cuestión de segundos. Los agresores, con la frialdad propia de quienes están acostumbrados a sembrar el terror, huyeron a toda velocidad en su motocicleta, dejando tras de sí una escena dantesca.
Los gritos de horror y las detonaciones resonaron en la noche, alertando a los vecinos, quienes de inmediato dieron aviso a las autoridades. La respuesta policial no se hizo esperar. Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) acordonaron la zona, mientras los paramédicos luchaban por salvar la vida del joven comerciante. Sin embargo, los esfuerzos fueron en vano. El hombre, de aproximadamente 30 años, ya no presentaba signos vitales.
Este trágico suceso no es un hecho aislado. La extorsión se ha convertido en una pesadilla recurrente para los comerciantes de la ciudad, quienes viven bajo la constante amenaza de grupos criminales que buscan lucrar con su esfuerzo y trabajo. El miedo se ha instalado en las calles, silenciando las denuncias y perpetuando el ciclo de violencia.
Las autoridades capitalinas tienen la obligación de actuar con contundencia. No basta con acordonar la zona y levantar el cuerpo. Es necesario ir más allá, investigar a fondo, desmantelar las redes de extorsión y llevar ante la justicia a los responsables de este crimen. La revisión de las cámaras de seguridad de la zona será crucial para reconstruir la ruta de escape de los agresores y dar con su paradero.
La vida de este comerciante no puede ser una estadística más. Su muerte debe ser un llamado a la acción, un punto de inflexión en la lucha contra la delincuencia. La sociedad exige justicia, seguridad y un alto a la impunidad. La pregunta que queda en el aire es: ¿cuántas vidas más se cobrará la extorsión antes de que las autoridades tomen medidas efectivas para erradicar este flagelo? La respuesta está en manos de quienes tienen el poder de cambiar las cosas.
Fuente: El Heraldo de México