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11 de junio de 2025 a las 05:05

¡Dormir poco te mata!

En un mundo cada vez más acelerado, donde la productividad se premia y el descanso se posterga, es crucial recordar la importancia vital del sueño. No se trata solo de sentirnos descansados al día siguiente, sino de proteger nuestra salud física y mental a largo plazo. El neurocientífico Matt Walker, una voz destacada en la investigación del sueño, nos advierte sobre las consecuencias de no dormir lo suficiente. Siete a nueve horas de sueño no son un lujo, sino una necesidad para el adulto promedio. Recortar horas de sueño, según Walker, no solo nos deja agotados, sino que también afecta nuestra longevidad. Estudios revelan una correlación preocupante: menos sueño, menos vida.

La cantidad de horas que dormimos es crucial, pero la calidad del sueño también juega un papel fundamental. No se trata solo de pasar tiempo en la cama, sino de experimentar un sueño reparador y profundo. Investigaciones presentadas en el Congreso Mundial de Cardiología demuestran que quienes disfrutan de un sueño de calidad, considerando factores como la facilidad para conciliar el sueño, la capacidad de mantenerse dormido y la sensación de descanso al despertar, pueden añadir años a su vida. La diferencia puede ser significativa, entre 2.4 y 4.7 años más de vida, un dato que nos invita a reflexionar sobre nuestros hábitos de sueño.

Las repercusiones de la falta de sueño van más allá del cansancio físico. Walker nos alerta sobre una consecuencia social alarmante: el aislamiento. Dormir mal nos hace menos sociables, dificultando la interacción incluso con personas cercanas. Esta tendencia nos lleva a una "epidemia de soledad", como la describe Walker, que se propaga de forma sorprendente. Imaginen esto: una persona descansada interactúa con alguien que sufre de falta de sueño. Al preguntar sobre la experiencia, la persona descansada reporta sentirse más sola después de la interacción. La falta de sueño, por lo tanto, no solo afecta al individuo, sino que impacta sus relaciones, generando un círculo vicioso de aislamiento.

Este fenómeno de "contagio de soledad" es un llamado de atención sobre la importancia de priorizar el sueño. No se trata solo de una cuestión individual, sino de un problema social que nos afecta a todos. En una sociedad hiperconectada, irónicamente, la falta de sueño nos está aislando. Dormir bien no es solo una cuestión de salud individual, sino una responsabilidad social. Al cuidar nuestro sueño, no solo nos cuidamos a nosotros mismos, sino que también contribuimos a un entorno social más saludable y conectado. ¿Estamos dispuestos a pagar el precio del insomnio con nuestra salud, nuestras relaciones y nuestro bienestar general? La ciencia del sueño nos muestra que la respuesta es clara: dormir bien es una inversión en nuestra vida presente y futura.

Fuente: El Heraldo de México