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11 de junio de 2025 a las 09:35
Descubre la poesía oculta de Beckett
El siglo XX amaneció con un estallido, no solo el de las bombas que desgarraban a Europa, sino el de las ideas. La física, la pintura, la música, la matemática, incluso la psicología, todas se rebelaban contra los antiguos cánones, contra la sólida, pero ya agrietada, estructura del pensamiento clásico. El universo, antes un mecanismo de relojería predecible, se revelaba como un misterio ondulante, subjetivo, dependiente del observador. ¿Y dónde mejor para explorar este nuevo mundo que en el arte?
El Cabaret Voltaire, en la Zúrich neutral de 1916, se convirtió en el epicentro de esta revolución artística. Mientras Lenin, a pocas cuadras, planeaba la transformación política del mundo, los dadaístas, con Tzara a la cabeza, desmantelaban el lenguaje, la lógica y la razón misma. Recortar palabras de un periódico y dejar que el azar dictara el poema, ¿profanación o creación? Para ellos, una nueva forma de acceder a la verdad, tan válida como cualquier silogismo aristotélico.
El arte, liberado de la tiranía de la razón, se abría a la exploración del subconsciente, de los sueños, de la locura. El cadáver de la tradición, como proclamaban los surrealistas, estaba muerto, y en su lugar florecía un jardín exuberante y a veces inquietante. La fragmentación, el collage, la yuxtaposición de elementos dispares se convertían en las nuevas herramientas del artista, reflejando la complejidad y la incertidumbre de la época.
Esta revolución no se limitó a la literatura. Kurt Schwitters, con sus laberínticos Merzbau, construyó un universo propio a partir de desechos y objetos encontrados, una metáfora de la reconstrucción del mundo a partir de los fragmentos de la tradición. Y la música dodecafónica de Schönberg desafiaba la armonía clásica, abriendo caminos inexplorados para la expresión sonora.
Décadas más tarde, Samuel Beckett, heredero de esta tradición vanguardista, llevaría al extremo la exploración del absurdo y la desolación del ser humano en un mundo sin sentido. "Esperando a Godot", su obra maestra, se convirtió en el símbolo de una generación desilusionada, a la vez que consagraba a Beckett como uno de los grandes dramaturgos del siglo XX, culminando con el Premio Nobel en 1969.
Sin embargo, la poesía de Beckett, dispersa entre sus obras teatrales y narrativas, permaneció en la sombra, un territorio inexplorado incluso para sus más fervientes admiradores. Las múltiples traducciones, plagadas de errores y omisiones, contribuyeron a la confusión, creando un laberinto textual digno del propio Beckett.
En este contexto, la "Guía crítica de la poesía de Samuel Beckett (1929-1989)", editada por Gerardo Villegas, se presenta como una luz en la oscuridad, una brújula para navegar por el complejo universo poético del escritor irlandés. No pretende ser una edición definitiva, sino una herramienta indispensable para comprender la evolución y las particularidades de su obra poética. Un esfuerzo conjunto de varias instituciones, este volumen se erige como un homenaje a la complejidad y la riqueza de la poesía de Beckett, y un testimonio del invaluable trabajo de quienes se dedican a desentrañar sus misterios. Una obra imprescindible para los "perplejos frecuentadores de Beckett", como acertadamente los define Luis Ignacio Sáinz, y una invitación a adentrarse en la fascinante y a menudo desconcertante obra de uno de los gigantes de la literatura del siglo XX.
Fuente: El Heraldo de México