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11 de junio de 2025 a las 23:20
Descifrando el selfie: ¿Qué dice la psicología femenina?
La cámara del teléfono se ha convertido en un espejo, un confidente, a veces incluso en un juez implacable. Para muchas mujeres, el acto de tomarse fotos ha trascendido la simple captura de un momento para convertirse en una compleja interacción con la propia imagen, con la percepción de sí mismas y con la mirada del otro. Lejos de ser un acto frívolo, la selfie se ha convertido en un objeto de estudio para la psicología, revelando una intrincada red de emociones, motivaciones y consecuencias que vale la pena explorar.
¿Te suena familiar esa sensación de alivio, casi efímera, al conseguir la foto “perfecta”? Esa imagen, cuidadosamente construida, muchas veces retocada y filtrada, busca proyectar una versión idealizada de nosotras mismas. Pero, ¿qué ocurre cuando esa imagen se enfrenta al escrutinio público en las redes sociales? Diversos estudios han demostrado que, paradójicamente, la búsqueda de aprobación externa a través de las fotos puede generar el efecto contrario. La comparación con las imágenes, a menudo irreales, de otras mujeres, puede alimentar la inseguridad y la insatisfacción con el propio cuerpo, incluso cuando la foto publicada ha recibido una lluvia de "likes".
Es importante entender que este fenómeno no se trata simplemente de vanidad o narcisismo. La presión social, la omnipresencia de imágenes idealizadas en los medios y la cultura de la auto-exposición en redes sociales, crean un ambiente propicio para la auto-objetivación. Nos convertimos en observadoras de nosotras mismas, evaluando nuestro valor a través de la lente de la cámara, internalizando los estándares de belleza imposibles y olvidando la riqueza de nuestras cualidades más allá de lo físico.
Sin embargo, no todo es negativo en el universo de la selfie. La fotografía, en su esencia, tiene un poder transformador. Tomar fotos puede ser un acto de autodescubrimiento, una forma de explorar diferentes facetas de nuestra personalidad, de jugar con nuestra imagen y de conectar con nuestra creatividad. Cuando la cámara se convierte en una herramienta de expresión personal, libre de la presión de la validación externa, puede ser una poderosa aliada para fortalecer la autoestima y la aceptación corporal. Imaginen la libertad de capturar un momento de alegría genuina, sin filtros, sin retoques, simplemente por el placer de recordar esa emoción.
La clave, entonces, reside en el equilibrio y la intención. Preguntarnos por qué nos tomamos esa foto. ¿Es para documentar un momento especial? ¿Para expresar un sentimiento? ¿Para experimentar con nuestra imagen? O ¿es para buscar la aprobación de los demás? Reconocer nuestras motivaciones nos permite tomar el control de la narrativa y utilizar la fotografía como una herramienta de empoderamiento, en lugar de una fuente de inseguridad. Al final, la verdadera belleza reside en la autenticidad, en la aceptación de nosotras mismas, con nuestras luces y nuestras sombras, más allá de la imagen que proyectamos en una pantalla.
Fuente: El Heraldo de México