La Sexta Semana Académica de la Escuela Judicial Electoral (EJE) ha abierto sus puertas, marcando un hito al centrar su enfoque en la compleja intersección entre la Inteligencia Artificial (IA) y la democracia. Este debate, crucial para el futuro de nuestras sociedades, se enmarca dentro del Coloquio sobre Derecho Electoral Comparado, un espacio consolidado que año tras año reúne a expertos y académicos para analizar los retos y oportunidades que enfrenta el sistema democrático.

La inauguración del evento estuvo marcada por la vehemente defensa de la EJE, liderada por los magistrados Felipe de la Mata Pizaña y Felipe Fuentes Barrera del TEPJF. Ante la posible absorción de la EJE por la Escuela Federal de Formación Judicial, propuesta en la Reforma Judicial, los magistrados argumentaron la vital importancia de preservar un espacio dedicado exclusivamente a la formación especializada en materia electoral. “La especialización que representa la EJE es incuestionable”, afirmaron. “Esta semana académica es una muestra palpable de que el conocimiento electoral requiere un espacio propio para su desarrollo y para el diálogo constructivo.”

El foco en la IA y su impacto en la democracia no es casual. Como se destacó en la ceremonia de apertura, nos encontramos en un punto de inflexión tecnológica. La IA, con su potencial disruptivo, se presenta como una herramienta de doble filo: no es inherentemente buena ni mala, su impacto real depende del uso que le demos, de quién la controle y con qué fines se implemente. De ahí la necesidad imperante de abordar esta temática desde la academia, formando a las nuevas generaciones para que comprendan las implicaciones de esta tecnología en el ejercicio democrático.

La IA, se argumentó, funciona como un espejo, reflejando los valores, las prioridades e incluso los prejuicios de quienes la diseñan, implementan y utilizan. Este poder de decisión sobre los objetivos y valores que guían la IA no puede quedar en manos de unos pocos. No puede ser una prerrogativa exclusiva de las élites tecnológicas o de los intereses corporativos. Debe, por el contrario, surgir de un debate público amplio y participativo, basado en principios éticos compartidos y en regulaciones construidas de manera conjunta. Solo así podremos garantizar que la IA sirva al bien común y no a agendas particulares.

Reforzando esta idea, el magistrado Fuentes Barrera subrayó la importancia de los derechos humanos como base fundamental para asegurar que los avances tecnológicos, incluyendo la IA, contribuyan al fortalecimiento de la democracia y no a su detrimento. La democracia, en su esencia, sigue siendo el sistema que mejor puede garantizar que la tecnología esté al servicio de la sociedad en su conjunto.

En este contexto, la EJE, con su trayectoria de más de 500 mil personas capacitadas, se consolida como una institución indispensable para la formación de jueces e integrantes de la nueva carrera judicial, especialmente en un escenario donde la sociedad exige una judicatura impecable e informada, capaz de afrontar los desafíos que plantean las nuevas tecnologías. La presencia de Gabriela Dolores Ruvalcaba García, directora de la EJE, y Fabiola Martínez Ramírez, directora del Departamento Regional de Derecho del Tec de Monterrey, junto a otras autoridades académicas, refuerza el compromiso de ambas instituciones con la formación de profesionales altamente capacitados para enfrentar los retos del presente y del futuro. El diálogo y la colaboración entre la academia y las instituciones judiciales son claves para construir un futuro democrático donde la tecnología, en particular la IA, esté al servicio del bien común.