
11 de junio de 2025 a las 09:05
Asadores a tope: La frontera no nos detiene
La reaparición del gusano barrenador ha puesto en jaque a la industria cárnica de México y Estados Unidos, generando una crisis que impacta directamente los bolsillos de los consumidores y añade tensión a la ya compleja relación bilateral. Desde el cierre de la frontera estadounidense al ganado mexicano el pasado 11 de mayo, las pérdidas para los ganaderos mexicanos se calculan en alrededor de 11 millones de dólares diarios, una cifra alarmante que representa la imposibilidad de exportar cerca de 5,700 reses cada día. Este escenario no solo afecta a los productores mexicanos, sino que también enciende las alarmas en el país vecino, donde se prevé un aumento considerable en los precios de la carne, justo a las puertas del verano, temporada alta de consumo por la tradición de las parrilladas familiares. La escasez proyectada en los anaqueles estadounidenses, combinada con una alta demanda, presionará al alza los precios, impactando directamente al consumidor final.
Ante esta situación, se libra una carrera contrarreloj en las oficinas del secretario de Agricultura mexicano, Julio Berdegué, y su homóloga estadounidense, Brooke Rollins. El objetivo: encontrar una solución rápida y efectiva a este problema que, más allá de las repercusiones económicas, amenaza con ensombrecer la revisión del T-MEC prevista para la segunda mitad del año, según el propio secretario de Economía, Marcelo Ebrard. La importancia de este tema radica en la estrecha relación comercial alimentaria entre ambos países, donde México juega un papel crucial como productor y exportador de productos agrícolas clave como aguacates, tomates, pimientos y, por supuesto, carne de res. Este último producto ya ha experimentado un incremento en su precio en el mercado estadounidense, oscilando entre un 8.4% y un 10.4% en comparación con el año pasado.
En México, el impacto también se siente. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), dirigido por Graciela Márquez Colín, reportó en mayo un aumento del 10.85% en el precio de los productos pecuarios, con un incremento particularmente significativo del 16.64% en el precio de la carne de res. La inflación, impulsada por esta alza, afecta directamente el poder adquisitivo de las familias mexicanas. Incluso el embajador estadounidense en México, Ronald Johnson, ha estado siguiendo de cerca el tema del gusano barrenador y sus implicaciones. Fiel a su compromiso de colaboración con la presidenta Sheinbaum, trabaja en conjunto con las autoridades mexicanas para encontrar una pronta solución a esta problemática que afecta a ambos países.
Los esfuerzos conjuntos parecen estar rindiendo frutos. Alonso Fernández, presidente de la Asociación Nacional de Establecimientos Tipo Inspección Federal, ha informado una disminución del 75% en los casos de gusano barrenador, lo que ofrece un rayo de esperanza para la reapertura de la frontera estadounidense al ganado mexicano. Sin embargo, la cautela sigue siendo la tónica dominante. La decisión final recae en la misión técnica del Departamento de Agricultura de Estados Unidos que visitará México próximamente. Su evaluación será determinante para saber si se levanta la suspensión o si, por el contrario, se mantiene la restricción. En resumen, la incertidumbre persiste y el futuro de la industria cárnica en ambos lados de la frontera pende de un hilo. Mientras tanto, la situación actual sirve como recordatorio de la interdependencia económica entre México y Estados Unidos, y de la importancia de una cooperación eficaz para enfrentar los desafíos comunes.
Fuente: El Heraldo de México