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11 de junio de 2025 a las 05:20
Aprende Lengua de Señas con Rebeca Ramírez
En un país donde la inclusión aún lucha por abrirse paso, la Lengua de Señas Mexicana (LSM) se alza como un faro de esperanza para la comunidad sorda. El 10 de junio, Día Nacional de la LSM, no es solo una fecha en el calendario, sino un recordatorio vibrante de la necesidad de derribar las barreras de comunicación que aún persisten. Imaginen un mundo donde la voz no es la única forma de expresión, donde las manos danzan al ritmo del pensamiento, tejiendo un lenguaje rico y complejo. Ese es el mundo que la LSM nos invita a construir.
Rebeca Ramírez Vera, terapeuta de audición y lenguaje y representante de la Fundación Voces con las Manos Pro Discapacidad, nos recuerda la alarmante realidad: menos del 10% de la población sorda en México utiliza la LSM. Una cifra que nos golpea y nos obliga a reflexionar sobre la urgencia de integrar esta lengua, no como un lenguaje alternativo, sino como una forma de comunicación con identidad propia, con una gramática compleja y una riqueza cultural inmensa. Es la lengua nativa de la comunidad sorda, una herramienta fundamental para su desarrollo integral y su participación plena en la sociedad.
El camino hacia la inclusión no ha sido fácil. Ramírez Vera, en su entrevista en Heraldo Televisión, relató cómo, antes del Protocolo para las Personas con Discapacidad del 2005, los niños sordos eran relegados a escuelas de educación especial, aislados del resto de la sociedad. La integración en escuelas regulares, si bien un paso adelante, puso en evidencia la falta de intérpretes y la escasa capacitación en LSM del personal docente. Las barreras de comunicación, aunque invisibles para muchos, seguían presentes, limitando el acceso a la educación y a la interacción social plena.
La historia personal de Rebeca Ramírez Vera es un testimonio conmovedor de la fuerza del amor y la determinación. Madre de una mujer sorda, canalizó su experiencia en la creación de la Fundación Voces con las Manos, un espacio de apoyo y capacitación para familias que, como la suya, enfrentan el desafío de la sordera. En la alcaldía Tláhuac, donde la necesidad es palpable, la fundación se ha convertido en un referente de esperanza, brindando orientación y herramientas para la comunicación efectiva.
La mímica, a menudo utilizada por personas sordas que no conocen la LSM, es un recurso limitado, confinado principalmente al ámbito familiar. Si bien permite una comunicación básica, no alcanza para desenvolverse con fluidez en la vida social, laboral y académica. Imaginen la frustración de no poder expresar plenamente sus ideas, sus sueños, sus necesidades.
Aunque la presencia de intérpretes en medios de comunicación y algunas instituciones ha aumentado, aún falta mucho por hacer. Hospitales, servicios públicos y otros espacios esenciales siguen presentando barreras de acceso para la comunidad sorda. La necesidad de acudir acompañados de un intérprete no solo limita su autonomía, sino que también evidencia la falta de una verdadera integración.
El desafío, entonces, es claro: promover la difusión y enseñanza de la LSM, no solo entre la comunidad sorda, sino entre toda la población. Aprender LSM no es solo adquirir una nueva habilidad lingüística, es abrir una puerta a la comprensión, a la empatía, a la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Es tender un puente entre dos mundos, el del sonido y el del silencio, para que se encuentren y dialoguen en un lenguaje común, el lenguaje de la inclusión. El 10 de junio, Día Nacional de la LSM, es una invitación a sumarnos a este desafío, a aprender, a compartir y a construir un futuro donde todas las voces, habladas o signadas, sean escuchadas.
Fuente: El Heraldo de México