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11 de junio de 2025 a las 17:45

Amenaza póstuma: bomba y mensaje del tirador

La tragedia que enlutó a la ciudad de Graz, Austria, sigue revelando detalles escalofriantes. Artur A., de 21 años, irrumpió en su antigua escuela secundaria, la BORG Dreierschuetzengasse, armado con una escopeta y una pistola, sembrando el terror y la muerte. Su ataque, metódico y brutal, consistió en girar sobre sí mismo mientras disparaba indiscriminadamente a alumnos y docentes, dejando un saldo de 10 muertos y casi 30 heridos. El horror culminó con el suicidio del joven en uno de los baños del colegio.

Las investigaciones posteriores han sacado a la luz el trasfondo de esta masacre. Artur, según testimonios recogidos, habría sufrido acoso escolar durante su etapa como estudiante en la misma institución que atacó. Este bullying, al parecer, fue la semilla del resentimiento que lo llevó a planear meticulosamente su venganza. No solo adquirió las armas, sino que también grabó un desgarrador video dirigido a su madre.

En este mensaje póstumo, Artur se despide de su progenitora, anticipándole el acto atroz que estaba a punto de cometer. "Perdón por lo que estoy a punto de hacer ahora", fueron sus palabras, cargadas de una perturbadora mezcla de arrepentimiento y determinación. Además de la despedida, le encomendó el cuidado de su gato, una muestra de la humanidad que aún pervivía en él, contradiciendo la monstruosidad de sus actos.

La madre de Artur, según el medio local Heute, recibió el video 24 minutos antes de la tragedia. Al abrirlo, la alarma la invadió y de inmediato contactó a las autoridades. Sin embargo, ya era demasiado tarde. El joven ya había consumado su venganza, dejando una estela de muerte y dolor.

En el mismo video, Artur no solo se despide, sino que también acusa a la escuela de ser cómplice de su sufrimiento al permitir el acoso escolar que padeció. Este testimonio, aunque póstumo, abre un debate crucial sobre la responsabilidad de las instituciones educativas en la prevención del bullying y la protección de sus alumnos.

El horror no termina ahí. En el domicilio de Artur, la policía encontró una bomba casera. Si bien el artefacto no era funcional, su existencia plantea la escalofriante hipótesis de que el joven planeaba una masacre aún mayor. ¿Qué tan lejos habría llegado su sed de venganza? ¿Cuántas vidas más habrían estado en peligro? Estas preguntas, sin respuesta, incrementan la gravedad de la tragedia y la necesidad de una reflexión profunda sobre las causas que la originaron.

Este caso, lamentablemente, no es un hecho aislado. La violencia en las escuelas, alimentada por el bullying y la falta de atención a la salud mental de los jóvenes, es un problema global que exige soluciones urgentes. Es imperativo fortalecer los mecanismos de prevención, promover la cultura del respeto y la tolerancia, y brindar apoyo psicológico a quienes lo necesitan. Solo así podremos evitar que tragedias como la de Graz se repitan. El recuerdo de Artur A. y sus víctimas debe servir como un llamado a la acción para construir un futuro donde la escuela sea un espacio seguro para todos.

Fuente: El Heraldo de México