La angustia que se apodera de una familia al enfrentar la desaparición de un niño es indescriptible. Un vacío que se abre paso en el corazón del hogar, una incertidumbre que carcome la esperanza minuto a minuto. En la Ciudad de México, esta tragedia, lamentablemente, no es ajena. Las cifras oficiales, frías y contundentes, nos hablan de miles de menores desaparecidos, miles de familias rotas, miles de futuros inciertos. Ante esta realidad apremiante, surge una luz de esperanza: la Campaña Nacional contra el Robo de Niños, una iniciativa pionera en la capital, que busca no solo castigar este terrible delito con mayor severidad, sino también prevenirlo desde la raíz, tejiendo una red de protección alrededor de nuestras niñas y niños.

El lunes pasado, en un evento cargado de emotividad y compromiso, el alcalde Mauricio Tabe, la diputada Laura Álvarez y Guillermo Gutiérrez, presidente de la Fundación Nacional de Investigaciones de Niños Robados y Desaparecidos, I.A.P., unieron fuerzas para presentar esta crucial campaña. No se trata solo de palabras, sino de acciones concretas: un Compromiso de Trabajo para Prevenir el Robo de Niños en Miguel Hidalgo, firmado con la convicción de que la prevención es la mejor arma. Además, se llevó a cabo la primera capacitación dirigida a quienes están en contacto directo con los más pequeños: administradoras de CENDIs, personal de la Alcaldía y, por supuesto, padres de familia. Porque la seguridad de nuestros hijos es una responsabilidad compartida, una tarea que nos exige estar informados, alertas y preparados.

El alcalde Tabe, con la firmeza que la situación amerita, habló de la importancia de sumar esfuerzos, de trabajar en conjunto desde el Congreso, la sociedad civil y cada hogar. "En Miguel Hidalgo estamos sumados para que no se presente ni un solo caso de sustracción de niños y niñas", declaró, un compromiso que resuena con la fuerza de la esperanza. La diputada Álvarez, impulsora incansable de esta iniciativa, puso el dedo en la llaga al señalar la necesidad de endurecer las penas por este delito. Actualmente, la sanción de 3 a 7 años de prisión resulta insuficiente ante la gravedad del crimen. Por ello, se propone incrementarla de 10 a 20 años, un mensaje claro de que la sustracción de menores no quedará impune.

La campaña no se limita a la parte punitiva. Contempla acciones específicas para fortalecer la prevención: capacitaciones constantes, difusión de información vital a través de distintos canales, y la creación de una red de apoyo entre familias, escuelas y autoridades. Se busca empoderar a la comunidad, dotándola de las herramientas necesarias para identificar situaciones de riesgo y actuar de manera oportuna. La participación de especialistas, como el Mtro. Guillermo Donaldo, representante de la Fundación, enriquece la campaña con su experiencia y conocimiento, aportando valiosas perspectivas para abordar este complejo problema.

Más allá de las cifras alarmantes, hay rostros, historias, familias que viven con la herida abierta de la ausencia. Esta campaña es un llamado a la acción, una invitación a construir un futuro donde la niñez esté protegida, donde la inocencia no sea vulnerada. Es una semilla de esperanza que, con el compromiso de todos, florecerá en un entorno seguro y protector para nuestros niños. Porque ellos son el futuro, y merecen crecer libres de miedo, rodeados de amor y seguridad. Únete a esta causa, hagamos de la Ciudad de México un lugar donde la infancia pueda florecer plenamente.