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11 de junio de 2025 a las 08:05

Alerta Naranja: Lluvias torrenciales azotan el poniente de CDMX

La furia de la naturaleza se desató anoche sobre el poniente de la Ciudad de México, dejando a su paso un manto blanco de granizo y calles convertidas en ríos improvisados. La intensidad de la precipitación, acompañada por el repiqueteo incesante del hielo contra el asfalto, obligó a las autoridades a declarar la alerta naranja en las alcaldías Álvaro Obregón y Cuajimalpa, una medida que refleja la gravedad de la situación y la necesidad de una respuesta inmediata y coordinada.

La jefa de Gobierno, Clara Brugada, no tardó en reaccionar ante la emergencia. A través de sus redes sociales, informó a la ciudadanía sobre el despliegue de un operativo especial para atender las zonas afectadas. "He instruido a las secretarías a dar atención puntual", declaró con firmeza, subrayando la importancia de la colaboración interinstitucional en momentos críticos como este. Sus palabras, más allá de un simple comunicado, representan un compromiso con la seguridad y el bienestar de los habitantes de la capital.

Tras la tormenta, la ciudad se convirtió en un escenario de trabajo conjunto. Equipos de diversas secretarías, como Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, Seguridad Ciudadana, Gestión Integral del Agua y de Obras y Servicios, se movilizaron con rapidez y eficiencia. Desde el desazolve de las coladeras, hasta el retiro de árboles caídos y el apoyo a automovilistas varados, cada acción se ejecutó con la precisión de un engranaje bien aceitado. Las imágenes de los trabajadores bregando contra la corriente, con el agua hasta las rodillas, testimonian la dedicación y el esfuerzo invertidos en la atención de la contingencia.

En Santa Fe, una de las zonas más afectadas por la granizada, la presencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana fue fundamental. Los agentes, convertidos en guardianes de la vialidad, se encargaron del retiro del granizo acumulado y del abanderamiento de las calles, facilitando la circulación y previniendo accidentes. Su labor, muchas veces invisible, fue crucial para garantizar la seguridad de los habitantes y minimizar el impacto del fenómeno meteorológico.

Mientras tanto, en Álvaro Obregón, la alcaldía reportaba afectaciones significativas en el Pueblo de Santa Lucía y la Calzada de las Águilas, a la altura de la Barranca de Tarango. La fuerza del agua, combinada con el granizo, había transformado estas zonas en verdaderos cauces, poniendo a prueba la infraestructura urbana y la capacidad de respuesta de las autoridades. Las imágenes de las calles inundadas, compartidas en redes sociales, mostraban la magnitud del desafío y la urgencia de las labores de auxilio.

Más allá de las cifras y los reportes oficiales, la tormenta de anoche nos recuerda la vulnerabilidad de la ciudad ante los embates de la naturaleza. Nos invita a reflexionar sobre la importancia de la prevención, la planificación urbana y la inversión en infraestructura resiliente. Y, sobre todo, nos demuestra la fuerza de la solidaridad y la capacidad de respuesta de la ciudadanía y las autoridades ante la adversidad. La reconstrucción y la vuelta a la normalidad serán un proceso gradual, pero la experiencia nos dejará lecciones valiosas para enfrentar futuros desafíos. La ciudad, herida pero no vencida, se levantará con la misma fuerza con la que la lluvia azotó sus calles.

Fuente: El Heraldo de México