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11 de junio de 2025 a las 23:50

Adiós a los ladridos: Evite la multa de $4,500

En Monterrey, la tranquilidad de los hogares se ha convertido en el centro de un debate que ladra fuerte. La regidora Zally Alanís, del partido VIDA, ha desatado una ola de comentarios con su propuesta de modificar los reglamentos de Protección Animal y de Justicia Cívica. Imagine la escena: usted sale a trabajar, confiado en que su fiel compañero canino lo espera pacientemente en casa. Pero, al regresar, se encuentra con una desagradable sorpresa: una multa de hasta 4,500 pesos por los ladridos de su mascota. Sí, así como lo lee. La iniciativa de Alanís busca sancionar a los dueños de perros ruidosos, no al animal en sí, argumentando que el ruido excesivo es un reflejo de malas condiciones de cuidado, como estrés, hambre, encierro o incluso maltrato.

La regidora argumenta que no se trata de castigar la conducta natural de los animales, sino de responsabilizar a sus dueños. "El problema no es el animal, sino quien lo tiene y no se hace cargo”, declaró ante el Cabildo de Monterrey. La propuesta, sin embargo, ha generado una controversia que resuena en las redes sociales. Muchos se preguntan: ¿quién determinará si un ladrido es excesivo? ¿Serán expertos en comportamiento animal quienes evalúen la situación o simplemente se basarán en la queja de un vecino susceptible? La línea entre la molestia justificada y la intolerancia se difumina en este complejo escenario.

La iniciativa no se limita a las sanciones económicas. Alanís propone, además, capacitación obligatoria para los dueños de perros, enfocándose en el bienestar animal y el adiestramiento. Se busca, según la regidora, brindar herramientas a los propietarios para mejorar la convivencia con sus mascotas y, por ende, con sus vecinos. ¿Será esta capacitación suficiente para abordar la raíz del problema o se convertirá en una carga burocrática más para los dueños responsables? El debate está abierto.

En el mundo digital, las opiniones se multiplican como los ladridos en una noche sin luna. Algunos usuarios aplauden la iniciativa, argumentando que es hora de que los dueños de mascotas asuman la responsabilidad por el comportamiento de sus animales. Otros, en cambio, expresan su preocupación por la subjetividad de la medida y la posibilidad de abusos. Imaginen la situación: un vecino con el que no se lleva bien podría utilizar esta normativa como una herramienta de venganza, presentando quejas infundadas. ¿Cómo se garantizará la imparcialidad en la aplicación de estas multas?

Mientras la polémica continúa, la propuesta de la regidora Alanís nos invita a reflexionar sobre la convivencia en nuestras comunidades. ¿Cómo equilibrar el derecho a la tranquilidad con el bienestar de los animales? ¿Es la multa la solución o existen alternativas más efectivas para abordar el problema del ruido excesivo de las mascotas? El futuro de los perros regiomontanos, y la paz de sus vecinos, pende de la respuesta a estas preguntas. El debate, sin duda, seguirá ladrando fuerte.

Fuente: El Heraldo de México