
11 de junio de 2025 a las 20:30
Abuelito abandonado: Tragedia familiar en San Nicolás
La historia de don Román Martínez, un hombre de 84 años cuyo cuerpo quedó en el limbo entre la vida y la muerte, entre el duelo y el olvido, ha conmocionado a la comunidad de San Nicolás. Trasladado desde la Clínica 17 del IMSS el pasado 31 de mayo, su cuerpo llegó a una funeraria del centro de la ciudad con la promesa de una cremación, un último adiós envuelto en las llamas de la despedida. Sus familiares, presentes en ese primer contacto, entregaron un anticipo, una señal de compromiso que se desvaneció como el humo en el aire.
Los días se convirtieron en una semana, y el silencio de los familiares se hizo más denso que el dolor de la ausencia. Las llamadas telefónicas se perdían en el vacío, los mensajes de texto quedaban sin respuesta, como gritos ahogados en un desierto de indiferencia. El personal de la funeraria, custodio involuntario de don Román, se encontraba en una encrucijada, atrapado entre el protocolo y la humanidad. ¿Qué hacer con un cuerpo abandonado por aquellos que, en teoría, deberían velar por su descanso final?
La incertidumbre se cernió sobre la funeraria, ubicada en la calle Nicolás Bravo, una arteria que late con el pulso de la ciudad, ajena al drama silencioso que se desarrollaba en su interior. El tic-tac del reloj marcaba no solo el paso del tiempo, sino también la creciente angustia de los empleados, quienes finalmente, con el peso de la responsabilidad y la tristeza en el alma, decidieron dar aviso a las autoridades.
La tarde del martes, la calma de la funeraria se vio interrumpida por la llegada de elementos policiacos. El silencio, antes cargado de incertidumbre, ahora era el preludio de una nueva etapa en la historia de don Román. Su cuerpo, que debía haber encontrado la paz en las llamas de la cremación, emprendió un nuevo viaje, esta vez hacia el anfiteatro del Hospital Universitario.
La noticia, como una onda expansiva, ha recorrido la ciudad, generando un torbellino de preguntas sin respuesta. ¿Qué llevó a los familiares de don Román a tomar una decisión tan drástica? ¿Fueron las dificultades económicas, la desintegración familiar, o un conflicto interno lo que los impulsó a abandonar el cuerpo de su ser querido? ¿Se esconde detrás de este abandono una historia de dolor aún más profunda?
Las autoridades, por el momento, mantienen silencio. No se ha informado si se ha iniciado alguna investigación al respecto, dejando a la comunidad sumida en la especulación y la consternación. El caso de don Román Martínez se convierte así en un reflejo de la compleja realidad social, un espejo que nos obliga a confrontar la fragilidad de los vínculos familiares y la soledad que puede acechar incluso en los momentos finales de la vida. Su historia, aunque inconclusa, nos recuerda la importancia de honrar la memoria de nuestros seres queridos, incluso en las circunstancias más difíciles, y nos invita a reflexionar sobre el valor del respeto y la dignidad en la despedida final. La pregunta que queda resonando en el aire es: ¿quién velará ahora por el descanso eterno de don Román Martínez?
Fuente: El Heraldo de México