La tragedia tiñe de luto las carreteras de Oaxaca. Dos jóvenes vidas, llenas de sueños y con la pasión del motociclismo corriendo por sus venas, se apagaron abruptamente el pasado 8 de junio en un terrible accidente en la carretera 175. Maritza y Karla, ambas de apenas 20 años, regresaban de una rodada a Santa María Yavesía, en la majestuosa Sierra de Juárez, cuando la fatalidad las alcanzó. El impacto, frontal y devastador, contra un vehículo dejó a una de ellas atrapada bajo las llantas, mientras que la otra fue proyectada violentamente, perdiendo la vida de manera instantánea.

La consternación se ha apoderado de la comunidad oaxaqueña, y la sombra de la incertidumbre se cierne sobre el caso. La Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) confirmó la participación de su directora en Oaxaca, María de Lourdes Santiago Cruz, en el accidente. Un escueto comunicado, emitido por la propia dependencia, lamenta el suceso y asegura que se mantendrán atentos a los resultados de las investigaciones. Sin embargo, la brevedad del mensaje y la falta de detalles han generado aún más interrogantes. La PROFECO, encargada de defender los derechos de los consumidores, ¿estará dispuesta a aplicar la misma vara a su propia funcionaria? ¿Se garantizará la transparencia y la imparcialidad en las investigaciones? La ciudadanía exige respuestas.

Rumores, como el fuego que se propaga en la maleza seca, han comenzado a circular. Versiones no confirmadas, provenientes de familiares de las víctimas, apuntan a que la directora de PROFECO habría abandonado el lugar del accidente. Estas acusaciones, aún sin sustento oficial, alimentan la indignación y la demanda de justicia. Mientras tanto, la PROFECO guarda silencio sobre la situación laboral de María de Lourdes Santiago Cruz. ¿Será suspendida mientras se esclarece su grado de responsabilidad? ¿O se amparará en el debido proceso para mantenerla en su cargo?

El club de motociclistas “Reales MC Oaxaca”, que inicialmente había convocado la rodada, se ha deslindado del evento, afirmando que fue cancelado. Esta declaración, lejos de aclarar la situación, añade una nueva capa de complejidad al caso. ¿Qué motivó la cancelación? ¿Se informó adecuadamente a las participantes? ¿Maritza y Karla estaban al tanto de esta decisión? Las preguntas se acumulan, mientras las familias de las jóvenes buscan desesperadamente respuestas en medio del dolor.

Las autoridades estatales, por su parte, han anunciado un refuerzo de la seguridad vial en la carretera 175, conocida por su belleza escénica pero también por su peligrosidad. El exceso de velocidad, la conducción bajo los efectos del alcohol y la falta de precaución son factores recurrentes en los accidentes que se registran en esta vía. Sin embargo, ¿son estas medidas suficientes para prevenir futuras tragedias? ¿Se abordará la problemática de fondo, que incluye la falta de infraestructura y la necesidad de una mayor conciencia vial?

La muerte de Maritza y Karla es un llamado urgente a la reflexión. Un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de la responsabilidad al volante. La justicia, la transparencia y la búsqueda de la verdad son imperativos en este caso. Las familias de las víctimas, la comunidad oaxaqueña y la sociedad en su conjunto merecen respuestas. El silencio y la impunidad no pueden ser una opción. Es necesario que se haga justicia y que se tomen medidas para prevenir que tragedias como esta vuelvan a ocurrir.