La propuesta de reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales ha desatado un intenso debate en el sector empresarial de Tampico. Si bien reconocen la importancia de mejorar las condiciones laborales y alinearse con estándares internacionales, destacadas figuras del comercio y la industria, como Eduardo Manzur Manzur, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CANACO) de Tampico, y Cleotilde Castillo Treviño, presidenta de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA) de la misma ciudad, han expresado su inquietud por el impacto inmediato que esta reforma podría tener, especialmente en las pequeñas y medianas empresas (PyMEs y MiPyMEs), que constituyen la columna vertebral del tejido empresarial de la región.

Su argumento central no se basa en una oposición a la reforma en sí, sino en la necesidad de una implementación gradual y estratégica que considere la realidad económica de estas empresas. Reducir la jornada laboral sin las medidas de apoyo adecuadas, como incentivos fiscales o programas de fomento a la productividad, podría traducirse en un aumento de costos operativos, la necesidad de contratar más personal y, paradójicamente, una disminución en la productividad. Imaginemos una pequeña empresa familiar, con menos de 10 empleados, que se ve obligada a reorganizar toda su estructura y asumir nuevos gastos para cubrir la reducción de horas. ¿Cómo afectaría esto a su capacidad de competir, de innovar, de generar empleo?

Manzur Manzur, en una muestra de la unidad del sector, ha enfatizado la necesidad de un diálogo constructivo que involucre a todos los actores: gobierno, empresarios y trabajadores. No se trata de un enfrentamiento, sino de la búsqueda de soluciones que beneficien a todos. La propuesta, en línea con el posicionamiento de CONCANACO Servytur y CANACINTRA, se centra en la creación de políticas públicas que complementen la reforma laboral y permitan a las empresas adaptarse a los nuevos requerimientos sin poner en riesgo su viabilidad. Por ejemplo, se podrían explorar programas de capacitación para optimizar procesos, incentivos para la inversión en tecnología que mejore la eficiencia, o facilidades para el acceso a financiamiento.

Otro punto crucial planteado por los empresarios es la necesidad de revisar la carga fiscal. Argumentan que una reducción de impuestos, tanto para las empresas formales como para aquellas que operan en la informalidad, podría generar un círculo virtuoso: mayor inversión, más empleos y un crecimiento económico sostenido. Además, facilitar la transición de la informalidad a la formalidad permitiría ampliar la base tributaria y fortalecer el sistema de seguridad social.

La reforma laboral es un tema complejo con múltiples aristas. No se trata simplemente de reducir la jornada laboral, sino de construir un marco regulatorio que promueva el crecimiento económico, el bienestar de los trabajadores y la competitividad del país. El diálogo, la colaboración y la búsqueda de consensos son fundamentales para lograr una transición exitosa que beneficie a todos los mexicanos.