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10 de junio de 2025 a las 07:15

Secretos detrás de las lamidas de tu perro

El inconfundible sonido de la llave en la cerradura, la puerta que se abre y… ¡ahí están! Dos ojos brillantes, una cola que menea el mundo entero y una lengua dispuesta a bañar tu rostro o tus pies en un mar de babas. Es una escena que se repite a diario en millones de hogares con mascotas, especialmente con perros. Pero, ¿por qué esa insistencia en lamernos, especialmente los pies? La ciencia, como siempre, tiene la respuesta.

Más allá de la imagen adorable y la efusividad canina, las lamidas no son un simple gesto aleatorio. La lengua de un perro es una herramienta multiusos. No solo es un barómetro de su salud (su color nos puede indicar mucho), sino que también les ayuda a regular su temperatura corporal, a comunicarse entre ellos con sutiles matices que escapan a nuestro oído, e incluso a modular sus ladridos. El gusto, además, es un sentido excepcionalmente desarrollado en los canes. A través de él exploran el mundo, lo descifran, lo interpretan. Y ahí entramos nosotros, los humanos, parte fundamental de su universo.

Lamer, para un perro, es como leer un libro lleno de información. Y nuestros pies, en particular, parecen ser una enciclopedia fascinante. ¿La razón? Sencilla: somos un cóctel de aromas irresistibles para ellos. Nuestros pies, en concreto, son una fuente inagotable de sudor y feromonas, esas sustancias químicas que nos identifican como individuos únicos e irrepetibles. Para un perro, estas señales olfativas son como una huella dactilar aromática, un sello distintivo que les permite reconocernos, diferenciarnos y, sobre todo, conectarse con nosotros a un nivel profundo.

No se trata solo de reconocimiento. Las lamidas caninas, especialmente en los pies, son un complejo lenguaje de afecto y pertenencia. Recordemos a las madres perrunas, que lamen constantemente a sus cachorros no solo para limpiarlos, sino para crear un vínculo inquebrantable. Ese mismo instinto maternal se traslada a nosotros, sus humanos de referencia. Al lamernos los pies, el perro refuerza el lazo afectivo, expresando cariño, fidelidad y sumisión. Es un gesto que dice, sin palabras: "Eres mi familia, te pertenezco y te acepto como mi líder".

Además, lamer los pies también tiene un componente social importante. En la jerarquía canina, lamer a un miembro de mayor rango es una señal de respeto y aceptación. Al lamernos, el perro nos está integrando en su manada, reconociéndonos como parte de su círculo social. Es una forma de decir: "Estás dentro, eres uno de los nuestros".

Así que, la próxima vez que tu perro insista en darte un "baño de lengua" en los pies, recuerda que no es solo un gesto curioso o una muestra de cariño desbordado. Es un acto cargado de significado, una forma de comunicación profunda que nos permite conectar con nuestros compañeros caninos a un nivel mucho más íntimo. Es un recordatorio constante de la poderosa conexión que existe entre humanos y animales, un vínculo forjado en la confianza, el respeto y, por qué no decirlo, en un poquito de baba.

No olvides que el bienestar de tu mascota depende de ti. Infórmate sobre las últimas regulaciones y trámites necesarios para garantizar su salud y evitar sanciones. Recuerda que la fecha límite para tramitar el RUAC se acerca, y no quieres arriesgarte a multas que superen los 3 mil pesos. Mantén a tu fiel compañero protegido y legalmente registrado, es una muestra más del cariño que le profesas. Y si tienes dudas sobre el comportamiento de tu perro, consulta con un veterinario etólogo. Él podrá ayudarte a comprender mejor su lenguaje y a fortalecer el vínculo que les une.

Fuente: El Heraldo de México