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10 de junio de 2025 a las 04:15

Ritual satánico: Joven confiesa asesinato de perro

La polémica ha estallado en redes sociales tras la viralización de un video donde Naomi Figueroa, presuntamente exempleada del gobierno municipal de Guadalajara, confiesa haber sacrificado un perro en un ritual de santería para alejar a sus enemigos. La confesión, realizada durante una transmisión en vivo, ha generado una oleada de indignación y repudio entre los usuarios, quienes cuestionan la ética y la legalidad de este tipo de prácticas. Figueroa, en su defensa, argumenta que el sacrificio formaba parte de un ritual dentro de una religión que ella describe como una guía para el bienestar. Sin embargo, la justificación no ha apaciguado la controversia, sino que la ha avivado, poniendo el foco en la necesidad de una mayor educación y concientización sobre el respeto a la vida animal.

El gobierno de Guadalajara, a través de sus redes sociales, se ha deslindado de Figueroa, confirmando que la joven ya no forma parte de su plantilla laboral. Su contrato, de carácter eventual, finalizó el pasado 31 de mayo, dos meses antes de la publicación del video. La administración municipal ha recalcado que la relación laboral con Figueroa duró apenas 72 días y que al momento de la polémica ya no existía vínculo alguno. Esta aclaración, si bien desvincula al gobierno de la controversia, no disminuye la gravedad del acto confesado por la joven.

La santería, religión de origen afrocubano, se encuentra en el centro del debate. Si bien es cierto que se trata de una religión animista que atribuye alma y vida a los animales, la mayoría de sus ritos no incluyen sacrificios. Expertos en la materia explican que, aunque existen variantes como el palo mayombe, originario del Congo, que sí contemplan sacrificios rituales, estos se limitan a animales que posteriormente serán consumidos por los practicantes, como pollos, cerdos, borregos o chivos. El sacrificio de perros, palomas u otros animales no está permitido dentro de estas prácticas. La confesión de Figueroa, por lo tanto, no solo es un acto de crueldad animal, sino que también representa una tergiversación de los preceptos de la santería.

Este incidente pone sobre la mesa la necesidad de un diálogo abierto sobre la libertad religiosa y sus límites. ¿Dónde termina la libertad de culto y comienza el maltrato animal? ¿Cómo regular prácticas que, amparadas en la fe, pueden atentar contra el bienestar de los seres vivos? Son preguntas complejas que requieren una reflexión profunda y un debate social responsable. Más allá de la indignación inmediata, este caso nos invita a cuestionar nuestras propias creencias y a promover una convivencia respetuosa con todas las formas de vida.

La situación también plantea la importancia de la verificación de información en redes sociales. En la era de la viralización, es fundamental contrastar las fuentes y evitar la propagación de noticias falsas o tergiversadas. La rápida respuesta del gobierno de Guadalajara, desmintiendo la vinculación laboral con Figueroa, es un ejemplo de la importancia de la comunicación transparente y la gestión oportuna de la información. Este caso nos recuerda la responsabilidad que tenemos como usuarios de redes sociales de ser críticos con la información que consumimos y compartimos.

Finalmente, la historia de Naomi Figueroa y el sacrificio del perro nos confronta con la realidad de la crueldad animal, un problema que sigue presente en nuestra sociedad. Es imperativo promover la educación en el respeto a los animales y fortalecer las leyes que los protegen. Solo a través de la concientización y la acción conjunta podremos construir una sociedad más justa y compasiva con todos los seres vivos.

Fuente: El Heraldo de México