La memoria colectiva de México se estremece al recordar el fatídico 10 de junio de 1971, una fecha grabada a fuego en la historia del país como el “Halconazo”. Cincuenta y cuatro años después, el eco de la violencia resuena en las calles de la Ciudad de México, mientras miles de estudiantes marchan, no solo para conmemorar a las víctimas, sino para exigir justicia y mantener viva la llama de la libertad y la democracia.

Aquel jueves de Corpus, la atmósfera vibraba con la energía de la juventud. Miles de estudiantes, llenos de ideales y esperanzas, se movilizaron para exigir la reapertura de escuelas y una mayor apertura democrática en un contexto de creciente tensión política, aún con las heridas abiertas de la masacre de Tlatelolco en 1968. La marcha, que prometía ser una manifestación pacífica, se transformó en una tragedia. Al llegar al cruce de Avenida de los Maestros y Periférico, la barbarie se desató.

Un grupo paramilitar conocido como "Los Halcones", entrenado y financiado por el gobierno, irrumpió con una violencia brutal. Armados con palos, varas de bambú, pistolas y hasta bayonetas, atacaron sin piedad a los jóvenes manifestantes. Las imágenes captadas por el fotógrafo Mario Miranda, testigo presencial de la masacre, son un crudo testimonio de la brutalidad del ataque. Rostros llenos de pánico, cuerpos ensangrentados y jóvenes huyendo despavoridos forman parte de un archivo visual que nos recuerda la fragilidad de la vida y la ferocidad de la represión.

El saldo de la tragedia fue devastador: al menos 120 muertos, cifra que aún hoy se discute y que podría ser mucho mayor. A los fallecidos se suman cientos de heridos, detenidos y desaparecidos, cuyas familias aún buscan respuestas y justicia. El "Halconazo" se convirtió en un símbolo de la represión del Estado contra los movimientos sociales y una mancha imborrable en la historia de México.

La marcha de hoy, que parte de la estación del Metro Normal y se dirige al Zócalo, es un acto de memoria y resistencia. Es un grito colectivo que exige verdad y justicia para las víctimas del "Halconazo" y un llamado a la no repetición de estos actos de barbarie. Es un recordatorio de que la lucha por la libertad y la democracia tiene un costo, y que la memoria histórica es fundamental para construir un futuro más justo y equitativo. Las generaciones actuales recogen el testigo de la lucha, honrando el sacrificio de quienes les precedieron y comprometiéndose a defender los derechos fundamentales de todos los mexicanos.

Aquellos jóvenes, llenos de sueños e ideales, fueron silenciados brutalmente. Hoy, sus voces resuenan en las calles de la Ciudad de México, a través de las miles de personas que marchan en su memoria. La lucha por la justicia y la libertad continúa. El "Halconazo" no se olvida.

Mientras la ciudad se prepara para recibir a los contingentes estudiantiles, las autoridades recomiendan a la población tomar precauciones y evitar la zona de la México-Tacuba. Se sugieren vías alternas para evitar el congestionamiento vial y facilitar el desarrollo pacífico de la marcha. La memoria del "Halconazo" nos convoca a la reflexión y a la acción. No podemos permitir que la historia se repita.