
10 de junio de 2025 a las 09:35
¿Llega la calma? Landau y la relación México-EU
La llegada de Christopher Landau a México se produce en un momento de alta tensión bilateral, marcado por las recientes redadas del ICE, el impuesto a las remesas, la revocación de visas a políticos mexicanos, la contratación de médicos cubanos por parte del IMSS, la pérdida de la demanda contra fabricantes de armas y la imposición de aranceles al acero y aluminio. Este cóctel de tensiones crea un escenario complejo para la visita del subsecretario, quien busca cooperación en temas cruciales como el tráfico de fentanilo, la extradición de líderes del narcotráfico y el combate al lavado de dinero. La administración Trump exige resultados tangibles de todas las dependencias del gobierno mexicano, desde la Secretaría de la Defensa hasta la Fiscalía General de la República. A cambio, ofrece distender la relación comercial, suavizar la política migratoria en ciudades santuario, compartir información de inteligencia sobre los cárteles y colaborar en los controles fronterizos. Sin embargo, la principal demanda de Estados Unidos sigue siendo el cierre de la frontera al tráfico de drogas y personas, la entrega de líderes del narcotráfico y, sobre todo, la plena cooperación del gobierno mexicano.
La situación de los 40 millones de mexicanos en Estados Unidos, de los cuales una parte significativa carece de documentos migratorios, añade otra capa de complejidad a la relación bilateral. México ha insistido históricamente en la necesidad de una reforma migratoria integral que aborde esta realidad, una demanda que se renueva en este contexto de tensión. La presión sobre México para combatir el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo también se intensifica. La revisión del GAFI y el reporte de cumplimiento de las recomendaciones globales se convierte en un asunto prioritario para la administración de Claudia Sheinbaum. La declaración de seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas por parte de Donald Trump pone a México bajo la lupa de la Casa Blanca y el Capitolio, ante la percepción de que el crimen organizado controla una parte significativa del territorio nacional. Este escrutinio internacional exige una respuesta contundente por parte de las autoridades mexicanas.
La Secretaría de Hacienda, bajo el liderazgo de Edgar Amador, ha intensificado sus esfuerzos para combatir el lavado de dinero, incluyendo la implementación de talleres con intermediarios financieros expuestos a actividades vulnerables, como joyeros, blindadores de autos y notarios, entre otros. La reciente reforma a la Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita amplía las facultades de la Unidad de Inteligencia Financiera, una medida que se interpreta como una respuesta a la presión del Departamento del Tesoro estadounidense. Mientras tanto, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores se encuentra en una situación de inestabilidad interna, con varios vicepresidentes compitiendo por el liderazgo y generando un clima de incertidumbre en el sector financiero.
La situación política en Durango también se ve afectada por las investigaciones de la Fiscalía General de la República. La alcaldesa de Gómez Palacio, Juana Leticia Herrera, enfrenta una investigación por lavado de dinero y delincuencia organizada, lo que ha contribuido a la entrega de la plaza al partido Morena. En el sector energético, la Secretaría de Energía y Pemex han presentado un portafolio de proyectos de asociaciones mixtas a un selecto grupo de empresas, buscando inversión y colaboración en el desarrollo de la industria. Las empresas participantes, incluyendo gigantes como Grupo México, GSM Bronco y Protexa, han firmado acuerdos de confidencialidad, lo que resalta la importancia estratégica de estos proyectos.
En este panorama complejo, la visita de Christopher Landau se convierte en un momento clave para la relación entre México y Estados Unidos. La presión por la cooperación en materia de seguridad y la lucha contra el crimen organizado se intensifica, mientras que la necesidad de una reforma migratoria integral y la atención al escrutinio internacional en materia de lavado de dinero se vuelven imperativos para el gobierno mexicano. El futuro de la relación bilateral dependerá de la capacidad de ambos países para encontrar puntos de acuerdo y construir una agenda común que aborde estos desafíos compartidos.
Fuente: El Heraldo de México