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10 de junio de 2025 a las 09:25

Impacto de la Semana Santa en el Sector Auto

La industria automotriz, un termómetro sensible a las fluctuaciones económicas, nos ofrece una vez más una lectura fascinante de la realidad. Como un ritual cíclico, la Semana Santa marca un compás de espera en la producción, las ventas y las exportaciones del sector. Es una pausa casi ceremonial, un respiro en la vorágine industrial que precede a una revitalización, un resurgir en la actividad. Este fenómeno, observado históricamente, se asemeja al flujo y reflujo de las mareas, una danza entre la quietud y el dinamismo.

Sin embargo, el año 2025 nos presenta un escenario particular, una anomalía en la cadencia habitual. Las variaciones registradas, más pronunciadas que en años anteriores, nos hablan de un contexto excepcional. La sombra de los aranceles impuestos por la administración Trump se proyecta sobre el sector, profundizando la caída en ventas y exportaciones durante el mes de abril. Es como si una fuerza externa hubiera amplificado el efecto tradicional de la Semana Santa, creando una depresión más profunda en la curva de la actividad automotriz.

Pero la historia no termina ahí. Tras la caída, se observa un rebote, una recuperación que, al igual que el descenso previo, se manifiesta con mayor intensidad que en el promedio histórico. La modificación en el esquema arancelario, impulsada por la misma figura que inicialmente los impuso, funciona como un contrapeso, un estímulo que inyecta nueva vida al sector. La reducción de la tasa arancelaria del 50% al 25% actúa como un catalizador, impulsando las exportaciones y trazando una línea ascendente en el gráfico de la recuperación.

El análisis de las cifras del Registro Administrativo de la Industria Automotriz de Vehículos Ligeros de mayo nos permite visualizar con mayor precisión la magnitud de estas fluctuaciones. Un aumento del 9.9% en la producción tras una caída del 3.7% en abril nos muestra la capacidad de respuesta de la industria, su resiliencia ante las adversidades. Sin embargo, la comparación interanual revela una persistente tendencia a la baja, un recordatorio de que la recuperación no es un proceso instantáneo, sino una travesía que requiere tiempo y esfuerzo.

Las ventas internas, por su parte, reflejan un comportamiento similar. Una caída del 15% en abril seguida de un rebote del 10.8% en mayo ilustra la dinámica de la demanda, influenciada por factores como la confianza del consumidor y la disponibilidad de crédito. La recuperación parcial sugiere que el camino hacia la normalización aún no ha concluido.

Finalmente, las exportaciones, el componente más afectado por las políticas arancelarias, experimentan una montaña rusa de caídas y recuperaciones. Un descenso del 13.5% en abril da paso a un enérgico repunte del 17.2% en mayo, demostrando la sensibilidad del sector a las fluctuaciones en el comercio internacional. Este dato nos confirma que la industria automotriz no es un ente aislado, sino un jugador clave en el tablero global, susceptible a las decisiones políticas y a las dinámicas del mercado mundial.

En conclusión, el análisis de la industria automotriz en 2025 nos ofrece una valiosa lección sobre la complejidad de la economía, la interrelación entre factores internos y externos, y la capacidad de adaptación de un sector estratégico. La Semana Santa, tradicionalmente un período de pausa, se convierte en un escenario donde se ponen a prueba la resistencia y la capacidad de respuesta de la industria. Y en este juego de fuerzas, los aranceles actúan como un comodín, un factor disruptivo que redefine las reglas del juego y obliga a los actores a replantear sus estrategias. El resultado es una historia de altibajos, de caídas y recuperaciones, que nos recuerda que la economía, como la vida misma, es un proceso dinámico en constante evolución.

Fuente: El Heraldo de México