
10 de junio de 2025 a las 09:25
Domina tus miedos
El silencio que precede a la tormenta. Eso era el mundo antes de Susan Brownmiller. Un silencio cómplice, denso, donde la violencia sexual se ocultaba tras eufemismos, justificaciones y la pesada losa de la culpa que recaía, invariablemente, sobre las víctimas. Imaginen un mundo donde hablar de violación era casi un tabú, donde el "crimen pasional" romantizaba el horror, donde el miedo se interiorizaba como una segunda piel. En ese mundo, la voz de Brownmiller resonó como un trueno.
Against Our Will, más que un libro, fue una declaración de guerra. Un grito desgarrador que rompió el silencio y obligó a la sociedad a mirar de frente la brutal realidad de la violencia sexual. No se limitó a describir el horror, sino que lo diseccionó, lo analizó, lo expuso como una herramienta de control y dominación masculina. Brownmiller no solo nos enseñó a nombrar el monstruo, sino a entender su funcionamiento, sus mecanismos, su perversa lógica. Y al hacerlo, nos empoderó.
Su impacto no se limitó a la teoría. Against Our Will fue la chispa que encendió un fuego. Leyes cambiaron, se crearon centros de apoyo para víctimas, la forma en que los medios cubrían estos casos se transformó. Por primera vez, las mujeres comenzaban a sentirse escuchadas, a comprender que su miedo no era una debilidad, sino la consecuencia lógica de un sistema opresivo.
Pero Brownmiller no se quedó ahí. En Femininity, se atrevió a cuestionar los cimientos mismos de la construcción social de la mujer. Desnudó la tiranía de los estereotipos, la presión por encajar en moldes preestablecidos, la sutil coerción que nos dicta cómo debemos vestir, cómo debemos sonreír, cómo debemos ser. Nos invitó a reflexionar sobre qué tanto de nuestra feminidad es una elección genuina y qué tanto es un producto impuesto.
Es cierto, su obra no está exenta de críticas. Autoras como bell hooks señalaron sus limitaciones, su enfoque a veces demasiado centrado en la experiencia de las mujeres blancas. Pero lejos de aferrarse a sus postulados, Brownmiller se mostró abierta al debate, dispuesta a reconocer sus propios sesgos. Y eso, quizás, es lo que la hace aún más relevante. Porque nos recuerda que el feminismo es un proceso en constante evolución, una conversación abierta, un camino que se construye colectivamente.
Hoy, casi 50 años después de la publicación de Against Our Will, la obra de Susan Brownmiller sigue siendo un espejo incómodo que nos obliga a confrontar nuestras propias contradicciones. En un mundo donde la violencia de género persiste, donde el miedo sigue acechando en las calles y en los hogares, sus palabras son más necesarias que nunca. Nos recuerdan que la lucha no ha terminado, que el silencio es el mejor aliado del opresor, y que nombrar el miedo es el primer paso para liberarnos. En México, donde la violencia contra las mujeres es una epidemia, el legado de Brownmiller nos interpela con una fuerza brutal. Nos invita a romper el silencio, a alzar la voz, a exigir un cambio real. Porque el miedo, como bien lo demostró, no es una condición natural, sino un sistema que podemos, y debemos, desmantelar.
Fuente: El Heraldo de México