La relación entre Susana Zabaleta y Ricardo Pérez continúa generando controversia, trascendiendo las críticas iniciales sobre su diferencia de edad. El incidente con Francisco Céspedes, donde los celos de Pérez casi desencadenan una confrontación física, ha vuelto a poner la pareja bajo el escrutinio público. La versión de Zabaleta, relatada en diversas entrevistas, pinta a Pérez como un hombre extremadamente celoso, sensible a cualquier comentario dirigido a su pareja, ya sea de admiradores o de otras figuras públicas. Si bien en el caso de Céspedes, la intervención de Pérez se interpretó como un acto de defensa ante una supuesta falta de respeto, la intensidad de su reacción, frenada in extremis por su colega Slobotzky, deja entrever una posible dinámica problemática.

La respuesta de Céspedes, tras meses de silencio, añade otra capa de complejidad a la narrativa. El cantante cubano, visiblemente desconcertado por las acusaciones, reivindica su apoyo incondicional a Zabaleta en momentos difíciles de su vida, destacando su colaboración profesional y expresando su perplejidad ante la situación. Su declaración, "No le voy a mandar ningún beso, pero no entiendo por qué… ella fue la que habló, yo siempre me he expresado bien de los colegas…", transmite una mezcla de frustración y decepción, dejando la impresión de que hay una versión no contada de la historia. La insistencia de Céspedes en el respeto profesional y su deseo de no ahondar en la polémica, contrasta con la imagen de agresor que se ha proyectado de él.

El relato de Zabaleta sobre el incidente, ofrecido en "De primera mano", se centra en la "falta de respeto" de Céspedes, sin especificar la naturaleza del comentario ofensivo. Fue posteriormente, en "La Cotorrisa", donde la actriz finalmente reveló que Céspedes le habría pedido que no se acercara a él para evitar "faltarle al respeto". Esta revelación, sin embargo, genera más preguntas que respuestas. ¿Qué tipo de interacción previa entre ambos pudo haber motivado tal comentario? ¿Fue una advertencia genuina, malinterpretada por Zabaleta y Pérez, o hubo un trasfondo de tensión no revelado? La ambigüedad de la situación alimenta las especulaciones y dificulta discernir la verdad.

La narrativa fragmentada, con versiones contradictorias y detalles omitidos, convierte este episodio en un rompecabezas mediático. La falta de claridad sobre lo sucedido, sumada a la exposición pública de una dinámica de pareja potencialmente conflictiva, abre un debate sobre los límites del celo en las relaciones y la importancia de la comunicación para evitar malentendidos que puedan escalar a situaciones incómodas o incluso violentas. ¿Fue la reacción de Pérez desproporcionada? ¿Exageró Zabaleta la ofensa? ¿O acaso hay elementos ocultos que podrían explicar la magnitud del conflicto? Las respuestas, por ahora, permanecen en la nebulosa de las especulaciones.