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10 de junio de 2025 a las 06:15

¡Alerta! Saladitas podrían dañar tu hígado

La crujiente y aparentemente inocente Saladita, esa galleta salada que acompaña tantas comidas en México, esconde un lado oscuro que preocupa a los expertos en nutrición. Su popularidad, cimentada en la costumbre y la accesibilidad, contrasta con un perfil nutricional que la ubica en la categoría de ultraprocesado, cargado de calorías, sodio y aditivos cuestionables.

Si bien un paquete individual de seis Saladitas puede parecer una porción insignificante, la realidad es que concentra una cantidad considerable de calorías vacías. Imaginemos: 49 calorías en tan solo 12 gramos. Este dato, aparentemente inofensivo, se vuelve alarmante al extrapolarlo a 100 gramos, alcanzando las 409 calorías, una cifra que supera con creces los límites recomendados por la NOM-051. ¿De dónde provienen estas calorías? Principalmente de harina refinada, grasas y azúcares añadidos, incluyendo el controvertido jarabe de maíz de alta fructosa, un ingrediente que, en una galleta salada, resulta aún más preocupante.

Pero el problema no se limita a las calorías. El contenido de sodio en las Saladitas es una verdadera bomba de tiempo para la salud cardiovascular. Con 1,529 miligramos de sodio por cada 100 gramos, este producto dispara las alarmas, superando los límites recomendados y contribuyendo al creciente problema de la hipertensión arterial en México, una enfermedad silenciosa que afecta a una gran parte de la población, muchos de ellos sin siquiera saberlo.

A este panorama se suma la presencia de aditivos como el TBHQ, un conservador que, si bien está legalmente permitido, ha sido objeto de estudios que señalan posibles efectos tóxicos en animales. Aunque la evidencia en humanos aún es limitada, la presencia de este tipo de sustancias en un alimento de consumo masivo, especialmente entre niños, invita a la reflexión y a la precaución.

La versatilidad que Gamesa promociona, sugiriendo las Saladitas como acompañamiento para diversos platillos, no justifica su consumo regular. Mientras otras marcas han optado por mejorar sus fórmulas, reduciendo azúcares y añadiendo fibra, las Saladitas parecen resistirse a la evolución hacia un producto más saludable.

Ante esta realidad, la recomendación de los expertos es clara: optar por alternativas naturales, sin sellos de advertencia, y priorizar una alimentación balanceada que proteja nuestra salud a largo plazo. Las Saladitas, lejos de ser un complemento inofensivo, se revelan como un riesgo innecesario en nuestra dieta. Es hora de repensar nuestros hábitos y elegir opciones que realmente nutran nuestro cuerpo. La salud, al final del día, es la mejor inversión. ¿No crees?

Fuente: El Heraldo de México