Una tarde que prometía tranquilidad en la colonia Santa Anita la Bolsa del municipio de Nicolás Romero se tornó en tragedia. El asfalto de la Vía Corta a Morelia, testigo silencioso del cotidiano transitar, se convirtió en el escenario de un choque múltiple que dejó un saldo de dos adultos mayores fallecidos y tres personas heridas. La imprudencia, una vez más, se cobra vidas y siembra dolor en la comunidad.

El reloj apenas marcaba las primeras horas de la tarde del 8 de junio cuando el rugir de un motor y el chirriar de llantas rompieron la calma. Una combi de la Ruta 10, desafiando las leyes del tránsito, irrumpió en la avenida en sentido contrario. La velocidad, desmedida e irresponsable, convirtió al vehículo en un proyectil. El impacto fue inevitable. Un Tsuru, tripulado por una pareja de adultos mayores, recibió de lleno el brutal embestida. La escena se transformó en un cuadro desgarrador: fierros retorcidos, vidrios esparcidos y el silencio sepulcral interrumpido por los gritos de auxilio.

En medio del caos, un joven motociclista, ajeno a la tragedia que se avecinaba, quedó atrapado bajo la mole de la combi. La magnitud del accidente alertó a los vecinos, quienes de inmediato salieron a auxiliar a las víctimas en medio de la conmoción. La rápida respuesta de la policía estatal y de los elementos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México fue crucial. Se acordonó la zona, se iniciaron las labores de rescate y se comenzó la ardua tarea de recabar evidencias que permitan esclarecer las circunstancias del accidente.

Las primeras investigaciones apuntan a una posible causa: la imprudencia combinada con el alcohol. Según informes preliminares, el conductor de la combi manejaba bajo los efectos del alcohol, una irresponsabilidad que, de confirmarse, agrava aún más la tragedia. Mientras las autoridades trabajan para determinar las responsabilidades, las familias de las víctimas se enfrentan a un dolor irreparable. La identidad de los adultos mayores fallecidos aún no ha sido revelada, a la espera de que las autoridades notifiquen a sus familiares. Entretanto, los tres heridos, luchando por sus vidas, fueron trasladados a nosocomios cercanos. Su estado de salud se reporta como delicado.

Este trágico suceso nos recuerda, una vez más, la importancia de la responsabilidad al volante. El respeto a las normas de tránsito, la prudencia y la conciencia de que nuestras acciones pueden tener consecuencias devastadoras para nosotros y para los demás son pilares fundamentales para una convivencia segura en las vías públicas. La Vía Corta a Morelia, hoy escenario de dolor, se convierte en un llamado a la reflexión. ¿Cuántas vidas más se perderán antes de que la imprudencia deje de ser la protagonista de nuestras calles? El clamor de la comunidad es unánime: justicia para las víctimas y un alto a la impunidad.