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9 de junio de 2025 a las 03:40

Tragedia en Frontera Comalapa

La tensión se palpaba en el aire. El sol comenzaba a descender sobre Ciudad Cuauhtémoc, pintando el cielo de Frontera Comalapa, Chiapas, con tonos rojizos y anaranjados, un escenario que contrastaba drásticamente con la violencia que estaba a punto de desatarse. Era la tarde del 8 de junio, una fecha que quedará grabada en la memoria de los habitantes de esta localidad, marcada por el estruendo de las balas y el miedo. El silencio habitual de la zona conocida como Las Champas fue roto por un intenso tiroteo, un enfrentamiento directo entre fuerzas policiales y un grupo de presuntos sicarios. La tranquilidad se transformó en pánico, los susurros de la vida cotidiana fueron reemplazados por el eco de las detonaciones.

Imaginen la escena: vehículos monstruosos, con blindaje artesanal, irrumpiendo en la calma de la tarde. No eran vehículos comunes, sino auténticas fortalezas móviles, equipadas con armamento de alto calibre, incluyendo armas calibre .50 y lanzagranadas, una demostración de la capacidad de fuego de estos grupos. Su sola presencia infundía terror, un recordatorio palpable del poder que ostentan en la región.

Los elementos de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal y de la Fiscalía General del Estado respondieron al ataque. En un instante, la calle se convirtió en un campo de batalla. Durante aproximadamente diez minutos, las balas surcaron el aire, creando una sinfonía de muerte y destrucción. Los presuntos sicarios, descendiendo de sus vehículos blindados, se enfrentaron a las fuerzas del orden con armas largas, en un intercambio de fuego que puso en peligro la vida de todos los presentes.

El miedo se apoderó de los habitantes de Las Champas. Ante el inminente peligro, la reacción instintiva fue buscar refugio. Algunos se encerraron en sus casas, convirtiendo sus hogares en improvisados búnkeres. Otros, con la adrenalina corriendo por sus venas, cerraron a toda prisa sus negocios, deseando solo protegerse del fuego cruzado. La vida cotidiana se detuvo, sustituida por la incertidumbre y el temor.

Las autoridades lograron decomisar tres de los vehículos utilizados por los presuntos sicarios, testigos mudos de la violencia desatada. Se habla de cuatro personas fallecidas, presuntamente pertenecientes al grupo criminal. Sin embargo, la información aún es escasa. Hasta el momento, las autoridades no han emitido un comunicado oficial que aclare los detalles de este enfrentamiento. La incertidumbre se mantiene, alimentando las especulaciones y los rumores. ¿Quiénes eran estos hombres? ¿Cuáles eran sus objetivos? ¿Qué implicaciones tendrá este evento para la seguridad de la región? Son preguntas que aún no tienen respuesta, y que mantienen en vilo a la comunidad. Mientras tanto, la vida en Ciudad Cuauhtémoc intenta retomar su curso, aunque la sombra de la violencia y la incertidumbre aún se cierne sobre sus calles.

Fuente: El Heraldo de México