La noche del 7 de junio, el habitual bullicio del tianguis en la calle Segunda de Morelos, en el corazón de Tehuacán, Puebla, se transformó en un caos de gritos, golpes y objetos volando por los aires. Jicaletas, ropa y las coloridas flores que adornaban los puestos semifijos se convirtieron en proyectiles improvisados en una batalla campal que dejó a más de uno boquiabierto.

Las protagonistas de este altercado fueron vendedoras de verduras, pertenecientes a diferentes organizaciones de comerciantes, quienes, según testigos, iniciaron un intercambio de insultos que rápidamente escaló a la violencia física. Videos que circularon en redes sociales muestran la intensidad del enfrentamiento, con mujeres visiblemente alteradas lanzándose golpes y utilizando incluso escobas como armas de defensa. Las imágenes, que se viralizaron en cuestión de horas, muestran la furia desatada en medio del tianguis, con mercancía esparcida por el suelo y el desconcierto de los presentes.

Lo que más ha indignado a la población, además de la violencia desmedida, es la pasividad de las autoridades. Decenas de personas presenciaron la riña, incluyendo elementos de la Policía local, quienes, lejos de intervenir para detener el conflicto, optaron por observar la escena a distancia. Esta actitud ha generado fuertes críticas en redes sociales y medios locales, donde se cuestiona la falta de actuación de las fuerzas del orden y la aparente impunidad con la que se desarrollaron los hechos. Hasta el momento, no se reportan detenciones ni lesionados de gravedad.

Sin embargo, este incidente no es un hecho aislado. De acuerdo con medios locales, esta batalla campal es solo un nuevo capítulo en la larga y tensa disputa entre la lideresa del mercado Benito Juárez y La Purísima y la representante de las vendedoras ambulantes. Al parecer, la chispa que encendió la mecha fue un intercambio de insultos entre ambas líderes, que fue secundado por sus respectivas seguidoras, desencadenando la violenta escena que ha dado la vuelta a las redes.

Esta situación pone de manifiesto la compleja dinámica que existe entre los diferentes grupos de comerciantes en Tehuacán, y la necesidad de una intervención por parte de las autoridades para mediar en el conflicto y evitar futuros enfrentamientos. La falta de regulación y control en el tianguis, sumado a la pasividad policial, crea un ambiente propicio para la violencia, poniendo en riesgo la seguridad tanto de los vendedores como de los clientes. Se espera que este incidente sirva como un llamado de atención para que las autoridades tomen medidas concretas y se establezcan mecanismos de diálogo y resolución pacífica de conflictos, con el fin de garantizar la convivencia armónica y el desarrollo económico de la comunidad. ¿Será este el punto de inflexión para que se implementen cambios reales en la gestión del comercio local en Tehuacán? El tiempo lo dirá.