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10 de junio de 2025 a las 00:40

Marines a Los Ángeles: ¿Trump contra migrantes?

La sombra del águila se extiende sobre Los Ángeles. Más de 700 marines, curtidos en los desiertos abrasadores y las junglas impenetrables, ahora patrullan las calles de la ciudad de las estrellas. Un despliegue de esta magnitud, reservado para conflictos internacionales y zonas de desastre, resuena con la fuerza de un trueno en el corazón de California. La imagen impacta: los mismos hombres y mujeres que han combatido en las arenas de Irak y las montañas de Afganistán, ahora se enfrentan a un enemigo diferente, un enemigo interno, la sombra de la discordia que amenaza con fracturar el tejido social.

Este despliegue, ordenado directamente desde el Despacho Oval, ha generado una ola de controversia. La figura del presidente Trump, elogiando la intervención de la Guardia Nacional y criticando a los líderes locales, añade leña al fuego de un debate que se extiende como la pólvora. ¿Es esta una respuesta proporcionada a las protestas? ¿Un uso justificado de la fuerza militar en suelo americano? Las voces de la oposición se alzan, denunciando lo que consideran una militarización innecesaria de la respuesta a las protestas, una demostración de fuerza que podría inflamar aún más los ánimos.

La presencia de los marines, con su imponente porte y su reputación forjada en el crisol de la batalla, genera un contraste estremecedor con el paisaje urbano. No son soldados de la Guardia Nacional, acostumbrados a intervenir en desastres naturales y disturbios civiles. Son los Marines, la punta de lanza de las fuerzas armadas estadounidenses, entrenados para la guerra, para el combate cuerpo a cuerpo, para la supervivencia en las condiciones más extremas. Su presencia en las calles de Los Ángeles es un recordatorio tangible de la gravedad de la situación, una señal inequívoca de que la crisis ha alcanzado un punto de inflexión.

La memoria colectiva nos transporta a 1992, cuando los disturbios de Los Ángeles sacudieron la ciudad tras la absolución de los policías acusados de la brutal paliza a Rodney King. En aquel entonces, también se desplegaron marines para restablecer el orden. La historia, como un eco implacable, parece repetirse. Las heridas del pasado, aún sin cicatrizar, vuelven a sangrar ante la presencia de las tropas en las calles.

Mientras tanto, la incertidumbre se cierne sobre Los Ángeles. ¿Cuál será la misión específica de estos marines? ¿Se limitarán a tareas de control de multitudes y seguridad perimetral, o su presencia podría derivar en una escalada de la tensión? La Ley de Insurrección, que permite el uso de las fuerzas armadas para sofocar rebeliones, se perfila como una amenaza latente. La posibilidad de que los marines se vean obligados a intervenir directamente en las protestas, con el poder de arresto que les confiere esta ley, es un escenario que nadie desea contemplar.

El futuro inmediato se presenta incierto. Las calles de Los Ángeles, iluminadas por el resplandor de las protestas y la sombra imponente de los marines, se convierten en el escenario de un drama que mantiene en vilo a toda la nación. El diálogo, la comprensión y la búsqueda de soluciones pacíficas son más necesarios que nunca para evitar que la ciudad de los ángeles se convierta en el escenario de una tragedia.

Fuente: El Heraldo de México