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9 de junio de 2025 a las 11:40

¿Maestros o vándalos? La CNTE en la mira

La retirada de la CNTE del Zócalo tras 23 días de plantón no representa el fin de su protesta, sino una pausa estratégica para reorganizarse y continuar presionando por la abrogación de la Ley del ISSSTE. Su amenaza de seguir a la presidenta Claudia Sheinbaum a donde quiera que vaya, contrasta con la disposición al diálogo mostrada por la mandataria capitalina, quien ha mantenido una postura de apertura y búsqueda de acuerdos. Esta actitud intransigente de la CNTE, lejos de construir puentes, evidencia una estrategia de confrontación y presión que se ha convertido en su sello distintivo.

Las acciones de la CNTE durante estas tres semanas han generado un considerable daño social y económico a la ciudad. Bloqueos en puntos neurálgicos como Reforma, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el INE, la SEP, Gobernación, Hacienda y casetas de peaje, así como la suspensión de rutas de transporte público, han afectado la vida cotidiana de millones de capitalinos. A esto se suma el abandono de sus alumnos, quienes se han visto privados de clases durante este periodo, un perjuicio irreparable para su educación.

La ruptura del acuerdo para dialogar con la presidenta, tras el boicot a la conferencia de prensa presidencial, demuestra la falta de compromiso de la CNTE con la vía del diálogo. La prudente decisión de la mandataria de no reunirse con ellos tras este incidente, envía un mensaje claro: el diálogo no se construye con presiones ni con actos de intimidación.

La CNTE ha demostrado una y otra vez su predilección por la presión y la coacción como herramientas de negociación. Los bloqueos y el encierro de representantes gubernamentales durante las reuniones en la Secretaría de Gobernación, son ejemplos de una actitud que busca imponer sus demandas en lugar de negociarlas. El reciente ataque a las instalaciones del SNTE, con destrozos, pintas e incluso un incendio provocado, confirma su propensión a la violencia y la destrucción. Calificar estos actos vandálicos como una simple “escaramuza” refleja una preocupante trivialización de la violencia. El vandalismo en la Secretaría del Bienestar, con cristales rotos, puertas destrozadas y mobiliario vandalizado, aterrorizando a las trabajadoras presentes, es la muestra más reciente de su desprecio por el orden y el respeto a las instituciones.

La CNTE, con una fuerte presencia en las entidades más pobres del país, contribuye con su ausentismo y beligerancia a perpetuar el ciclo de la pobreza. En lugar de ser un motor de movilidad social, se convierte en un obstáculo para el desarrollo educativo, a menudo con la complicidad de algunos gobernadores. Honrosas excepciones, como el gobernador de Chiapas, Eduardo Ramírez, quien se esfuerza por mejorar la educación en su estado, demuestran que un compromiso real con la educación es posible.

Mientras las autoridades capitalinas recomiendan a la ciudadanía tomar precauciones y evitar ciertas zonas, queda la inquietante pregunta: ¿qué precauciones deben tomar los alumnos de estos maestros ante su regreso a las aulas? ¿Cómo pueden sentirse seguros en un entorno donde la violencia y la destrucción son la norma? ¿Qué tipo de educación cívica pueden esperar de quienes incendian, agreden y bloquean, afectando la vida de millones de personas?

Fuente: El Heraldo de México