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9 de junio de 2025 a las 11:25

Landau en México: ¿Qué trae el vicesecretario?

La inminente visita de Christopher Landau, vicesecretario del Departamento de Estado, a México ha generado una ola de especulaciones y análisis en el ámbito político y diplomático. La confirmación de una reunión con la presidenta Claudia Sheinbaum, con el objetivo de preparar la futura visita del secretario de Estado, Marco Rubio, resulta, cuanto menos, peculiar. Si bien la figura de Landau goza de cierta popularidad en México, construida en gran medida durante su periodo como embajador en la era Trump, gracias a sus comentarios positivos sobre la cultura y gastronomía mexicanas en redes sociales, llama la atención el protocolo asignado a un funcionario de su rango.

No es habitual que un vicesecretario, una figura de alto nivel pero no la cabeza de la cartera, se reúna directamente con la jefa de Estado. Para contextualizar, recordemos que la presidenta Sheinbaum no ha sostenido encuentros con ningún ministro o secretario de Relaciones Exteriores de otros países, incluyendo a representantes de naciones como Guatemala, Colombia, Honduras o Italia, quienes han visitado México recientemente. Ni siquiera la histórica devolución de ocho mil piezas arqueológicas por parte de Italia, un acto de gran relevancia cultural y diplomática que marcó los 150 años de relaciones bilaterales, motivó una reunión con la presidenta.

En el protocolo diplomático tradicional, un vicesecretario suele interactuar con sus contrapartes: ministros, viceministros y otros altos funcionarios. La reunión directa con el jefe de Estado se reserva para ocasiones excepcionales. Es cierto que el panorama político ha experimentado cambios significativos con el regreso de Donald Trump a la escena, y que durante la administración de López Obrador se normalizaron las reuniones con miembros del gabinete estadounidense, una práctica que Sheinbaum parece replicar, como lo demuestra su encuentro con la secretaria de Seguridad, Kristi Noem. Sin embargo, el caso de Landau se sale de la norma.

Desde mi experiencia como exdiplomática, conozco de primera mano las complejidades del sistema político mexicano. Por ello, no puedo sino reconocer la habilidad de Christopher Landau, su equipo en la embajada y la administración Trump para lograr que la presidenta y su gabinete dediquen tiempo y recursos a una reunión con un vicesecretario. No obstante, este hecho revela dos aspectos cruciales de la realidad política mexicana actual.

En primer lugar, la decisión de Sheinbaum de reunirse directamente con Landau para discutir los preparativos de la visita de Rubio sugiere una posible falta de confianza en su propio canciller. Pareciera que la presidenta considera fundamental obtener información de primera mano de Landau para tomar decisiones estratégicas, incluyendo su posible asistencia a la cumbre del G7. Esta situación sería comparable a que Trump se reuniera con la subsecretaria de Relaciones Exteriores de México para discutir los detalles de una visita del canciller mexicano a Estados Unidos.

En segundo lugar, la disposición del gobierno mexicano para atender con tanta diligencia la visita de Landau reafirma la influencia que Estados Unidos ejerce en la política mexicana. La estrategia estadounidense de utilizar aranceles, visas y exigencias como herramientas de presión parece funcionar. La preocupación del gobierno mexicano por asegurar la satisfacción de Marco Rubio, incluso antes de su llegada al país, es un claro indicativo de esta dinámica. En resumen, la visita de Landau, más allá de su aparente normalidad, deja entrever las complejidades y los desafíos que enfrenta la diplomacia mexicana en el contexto actual.

Fuente: El Heraldo de México