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9 de junio de 2025 a las 20:20

Horror: Fernando ataca a familia y se suicida

La conmoción aún persiste en Tres Arroyos. Los detalles que emergen de las autopsias realizadas a Rocío Villarreal (36) y sus pequeños hijos, Francesco (6) y Tiziano (9), profundizan el horror de la tragedia que ha enlutado a toda una comunidad. La madrugada del 2 de junio quedará grabada en la memoria colectiva como el momento en que Fernando Dellaciprete (42), expareja de Rocío, perpetró un acto de violencia inimaginable.

La investigación, que avanza a pasos agigantados, ha confirmado la hipótesis inicial de la policía: Dellaciprete, tras abandonar el hogar familiar, regresó en la oscuridad de la noche para atacar a Rocío y secuestrar a sus hijos, culminando su macabro plan con un fatal choque automovilístico.

Los resultados de las autopsias, particularmente la practicada al cuerpo de Rocío, revelan la brutalidad y la frialdad con la que actuó Dellaciprete. No se trató de un acto impulsivo, sino de un ataque premeditado y ejecutado con una saña escalofriante. La autopsia revela un doble mecanismo de agresión: primero, la asfixia con un cable, un método lento y cruel que habla de una intención clara de infligir sufrimiento. Posteriormente, un golpe final con un arma blanca en el cuello, confirmando la determinación de Dellaciprete de acabar con la vida de Rocío.

Este doble ataque, esta combinación de métodos, dibuja el perfil de un hombre consumido por la ira y la obsesión, incapaz de aceptar el fin de la relación. El testimonio de una amiga y vecina de Rocío, que prefiere mantenerse en el anonimato, refuerza esta imagen. "Ella quería rehacer su vida, pero él no se lo permitía", declara con voz entrecortada. "La acosaba, la presionaba, se aparecía de la nada… como si no aceptara que se había terminado". Estas palabras resuenan con la fuerza de una dolorosa verdad, la verdad de una mujer que buscaba liberarse de una relación tóxica y que encontró la muerte en su intento.

La falta de denuncias previas contra Dellaciprete, más allá del testimonio de la vecina, plantea interrogantes sobre la visibilidad de la violencia que sufría Rocío. ¿Cuántos signos pasaron desapercibidos? ¿Cuántas veces calló Rocío por miedo, por vergüenza, por la esperanza de que la situación mejorara? Esta tragedia nos obliga a reflexionar, como sociedad, sobre la importancia de estar atentos a las señales, de escuchar a las víctimas y de brindarles el apoyo necesario para romper el ciclo de la violencia.

La ciudad de Tres Arroyos llora la pérdida de Rocío y sus hijos. El dolor es palpable en cada esquina, en cada conversación. La comunidad se une en el duelo, exigiendo justicia y clamando por un futuro donde ninguna mujer tenga que vivir con miedo. Mientras tanto, la investigación continúa, buscando esclarecer cada detalle de este terrible suceso y brindar, al menos, un poco de paz a una comunidad devastada por la tragedia. El recuerdo de Rocío, Francesco y Tiziano permanecerá vivo en el corazón de quienes los conocieron, un recordatorio constante de la lucha contra la violencia de género y la necesidad de construir una sociedad más justa y segura para todos.

Fuente: El Heraldo de México