
9 de junio de 2025 a las 05:30
Gobernador de California provoca despliegue de marines
La tensión se palpa en el aire de Los Ángeles. A más de dos días del estallido de las protestas, la sombra de la intervención federal se cierne sobre la ciudad. El gobernador Newsom, con la voz cargada de preocupación, denuncia lo que considera una clara provocación: el despliegue de 500 marines por orden del presidente Trump. Una medida que, según Newsom, lejos de apaciguar los ánimos, busca inflamar aún más la situación, echando leña al fuego de un conflicto que ya de por sí arde con intensidad. El gobernador demócrata, en un intento por contener la escalada de violencia, se dirige directamente a la población angelina. Su mensaje es claro: no caer en la trampa, no ceder a la provocación. Resistir la tentación de la violencia, evitar la confrontación con las fuerzas del orden, tanto locales como federales. Un llamamiento a la calma en medio de la tempestad.
La sombra del pasado 6 de junio, cuando se autorizó el despliegue de 2,000 miembros de la Guardia Nacional, se alarga sobre la ciudad. Newsom insiste en que la intención de Trump no es restablecer el orden, sino sembrar el caos. Una acusación grave que dibuja un panorama inquietante. Mientras tanto, en el corazón histórico de Los Ángeles, la protesta continúa. El mobiliario urbano, transformado en barricada improvisada, bloquea las calles frente a la sede del gobierno local. Una imagen que habla por sí sola, un símbolo de la resistencia y la indignación que recorren las venas de la ciudad.
El Departamento de Policía de Los Ángeles confirma la situación: las barricadas levantadas por los manifestantes en Grand Park, la orden de reunión ilegal aún vigente en el Centro Cívico. Un escenario tenso, cargado de incertidumbre. Y por primera vez en mucho tiempo, una noticia que hiela la sangre: la autorización del uso de municiones menos letales contra los manifestantes. Una medida extrema que, aunque hasta el momento no se ha materializado en enfrentamientos físicos, deja entrever la gravedad de la situación. La pregunta que flota en el aire es: ¿qué sucederá en las próximas horas? ¿Logrará la ciudad recuperar la calma o la intervención federal desatará una nueva ola de violencia? La respuesta, por ahora, se pierde en el laberinto de la incertidumbre.
Las calles de Los Ángeles, convertidas en escenario de un drama político, reflejan la profunda división que atraviesa el país. La inmigración, un tema candente que divide a la sociedad estadounidense, se convierte en el detonante de una crisis que amenaza con desbordarse. Las palabras de Newsom, cargadas de preocupación, resuenan en el aire: "Trump está tratando de crear una crisis". Una acusación que, de ser cierta, dibuja un panorama sombrío para el futuro de la ciudad y del país. Mientras tanto, los angelinos, atrapados en la encrucijada, esperan con angustia el desenlace de esta historia. Una historia que, sin duda, marcará un antes y un después en la vida de la ciudad. El futuro, por ahora, permanece incierto. La tensión, palpable. La esperanza, un tenue hilo de luz en medio de la oscuridad.
Fuente: El Heraldo de México