
9 de junio de 2025 a las 09:35
Fortalece tu familia, fortalece tu sociedad
La imagen del padre, del hombre protector, se ha desdibujado entre las sombras de la violencia y los ecos de un machismo anacrónico. Nos encontramos en una encrucijada donde la fuerza, tradicionalmente asociada a la figura masculina, se mira con recelo, y la idea misma del liderazgo masculino se tiñe de sospecha. Incluso cuando hablamos de una masculinidad sana, de un hombre emocionalmente inteligente y respetuoso, parece que caminamos sobre un terreno minado por la desconfianza.
Si nos detuviéramos a reflexionar sobre qué significa realmente una masculinidad positiva, seguramente coincidiríamos en la importancia de la educación socioemocional, en la necesidad imperiosa de erradicar la violencia de género y en la construcción de relaciones basadas en el respeto y la igualdad. Sin embargo, cuando la conversación se centra en la protección, en el cuidado, en el compromiso masculino con la familia, las opiniones se fragmentan, las dudas afloran y el consenso se vuelve esquivo.
Junio nos trae consigo el Día del Padre, una celebración que, a diferencia de la efusividad del 10 de mayo, transcurre casi inadvertida. Mientras el Día de la Madre se festeja con arraigo, de manera masiva e institucionalizada, la paternidad se conmemora con una discreción que resulta, cuanto menos, reveladora. Esta diferencia no es casual, sino un síntoma de lo difícil que nos resulta imaginar, valorar y visibilizar una figura paterna activa, protectora y emocionalmente comprometida.
Hablamos largo y tendido sobre el empoderamiento femenino, sobre la urgencia de que las mujeres ocupen un rol económico activo, pero ¿qué hay del rol doméstico del hombre? ¿Con qué frecuencia hablamos de la necesidad de una paternidad protagónica, no solo como proveedor económico, sino como figura central en la crianza y el desarrollo emocional de sus hijos? No se trata simplemente de "ayudar" en casa, sino de asumir una paternidad solidaria y corresponsable, una paternidad que comparta la responsabilidad de la educación y el cuidado de los hijos, que participe activamente en la dinámica familiar y que construya un hogar basado en la equidad y el respeto mutuo.
Es hora de hacernos una autocrítica: ¿Hemos educado a los hombres para asumir este rol activo en el hogar? Muchas madres y abuelas, quizás sin darnos cuenta, hemos perpetuado roles de género que limitan la participación del hombre en la esfera doméstica. Socialmente, persiste la idea de que un hombre que busca equilibrar su vida profesional con su vida familiar está "fallando" en alguno de los dos frentes. Pero, ¿cómo podemos aspirar a construir familias fuertes si no logramos que los padres se sientan responsables, necesarios y orgullosos de participar activamente en la formación de sus hijos?
En este Día del Padre, en lugar de ofrecer respuestas preconcebidas, planteémonos preguntas cruciales: ¿Les estamos permitiendo a los hombres asumir un rol activo en casa? ¿Les damos autonomía real en las labores del hogar? ¿Estamos educando a nuestros niños sin imponerles roles de género, para que puedan crecer como compañeros sólidos y padres formadores, no solo como proveedores económicos?
Si conoces a un padre que se esfuerza por estar presente en la vida de sus hijos, valídalo, impúlsalo, reconoce su esfuerzo y celebra su compromiso. Y si los hombres que te rodean aún no tienen las herramientas para asumir una paternidad activa, no los sobreprotejas ni limites su potencial: acompáñalos en el proceso de descubrir su lugar como formadores, como figuras centrales en la construcción de un hogar fuerte y una sociedad más justa e igualitaria. Porque cuando un padre se involucra, el hogar se fortalece. Y donde hay hogares fuertes, nacen sociedades fuertes.
Fuente: El Heraldo de México