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9 de junio de 2025 a las 11:35

Descifrando el juego político

El pasado domingo electoral nos dejó un panorama político complejo y rico en matices. Más allá de los resultados numéricos, la jornada nos ofrece una valiosa radiografía del estado actual de las fuerzas políticas en México y nos permite vislumbrar posibles escenarios para las futuras contiendas. La aparente victoria del oficialismo en la elección judicial, con la designación de figuras afines a la 4T en la Suprema Corte y el Tribunal de Disciplina Judicial, no debe leerse como un triunfo absoluto. La bajísima participación ciudadana, aunque previsible, es un síntoma preocupante de la desconexión entre la ciudadanía y los procesos políticos. Nos obliga a preguntarnos si esta apatía es un simple reflejo de la falta de competitividad en la contienda o un signo más profundo de desconfianza en las instituciones. ¿Es posible celebrar una victoria cuando la mayoría de la población decide no participar?

La lectura de los resultados en Veracruz y Durango es aún más compleja. Si bien Morena y sus aliados lograron mantener el control en ambas entidades, el sabor de la victoria no es tan dulce como esperaban. En Durango, el PRI demostró su resiliencia y capacidad de resistencia, conservando una importante presencia territorial. La victoria de Morena, aunque real, se vio empañada por la inversión desproporcionada de recursos, lo que nos lleva a cuestionar la eficiencia de su estrategia. ¿Es sostenible a largo plazo una victoria construida a base de una maquinaria costosa y no de una auténtica conexión con el electorado?

Veracruz, bastión morenista, presentó un escenario aún más intrigante. Si bien el partido en el poder retuvo la mayoría, la merma en su caudal de votos y el crecimiento exponencial de Movimiento Ciudadano son señales que no pueden ignorarse. Este ascenso meteórico de MC lo coloca como una fuerza a tener en cuenta en el panorama político estatal y nacional, planteando la incógnita de si logrará capitalizar este impulso para consolidarse como una alternativa real al bipartidismo. ¿Será MC el verdadero ganador a largo plazo, al posicionarse como una opción fresca y atractiva para un electorado desencantado?

La debacle del PAN, cada vez más evidente, es otro de los elementos clave a analizar. Su declive sostenido en cada proceso electoral lo coloca en una situación crítica, obligándolo a replantear su estrategia y su discurso si quiere evitar la irrelevancia. ¿Será capaz el PAN de reinventarse y recuperar su protagonismo en el escenario político nacional, o está condenado a ser un actor secundario en las próximas contiendas?

En este contexto, la figura del PRI se presenta como una incógnita. Si bien mantiene su presencia territorial, su capacidad de crecimiento parece limitada. ¿Podrá el PRI superar su imagen desgastada y volver a conectar con un electorado que busca alternativas?

En definitiva, las elecciones del pasado domingo nos dejaron más preguntas que respuestas. El panorama político se presenta fragmentado y dinámico, con actores en ascenso, otros en declive y un electorado cada vez más volátil. La clave para entender el futuro de la política mexicana no está solo en los números, sino en la capacidad de los partidos para adaptarse a este nuevo escenario, interpretar las señales y ofrecer respuestas concretas a las demandas de una ciudadanía cada vez más exigente. El juego político está en constante evolución, y solo aquellos que sepan leer las tendencias y adaptarse a los cambios tendrán la posibilidad de triunfar en las batallas que se avecinan.

Fuente: El Heraldo de México